El despropósito de Zaffaroni

Detrás de las declaraciones se esconde el claro propósito de lograr que el actual gobierno nacional no termine su mandato constitucional.

El despropósito de Zaffaroni
El despropósito de Zaffaroni

Entre las numerosas agresiones que la vida institucional argentina recibe en estos tiempos de parte de sectores de la oposición que parecen no resignarse al veredicto popular expresado en las urnas, las recientes declaraciones del ex juez de la Corte Eugenio Raúl Zaffaroni aparecen como las de mayor gravedad en virtud de su formación profesional, su calidad intelectual y el decoro que debería mantener quien durante años llegó a ocupar un rango de tanta importancia como el que tuvo.

Zaffaroni no sólo mostró públicamente su rechazo hacia el actual gobierno nacional, actitud tolerable dentro de lo que constituye el disenso democrático, sino que expresó, lisa y llanamente, su deseo de que la administración encabezada por Mauricio Macri “se fuera lo antes posible, para que hagan menos daño”.

Y consideró que el futuro del gobierno de Cambiemos, con mandato presidencial hasta el 10 de diciembre de 2019, “dependerá de la rapidez con que entre en crisis el (actual) programa económico inviable”.

Por otra parte, hizo un llamado “a la resistencia, no violenta, desde el ámbito que le corresponda a cada uno y en el espacio que pueda”. Y puso en un mismo nivel al actual gobierno nacional con la última dictadura.

Cabía esperar reacciones de distintos sectores por la ofensiva actitud de Zaffaroni y algunas se produjeron. En el juzgado federal a cargo de Ariel Lijo fue radicada una denuncia por “apología del crimen” e “incitación a la violencia colectiva” por parte de un abogado de la ciudad de Buenos Aires.

También hubo pedidos para que el ex magistrado renuncie a su puesto en la Corte Interamericana de Derechos Humanos por parte del Colegio de Abogados porteño y de los ministros nacionales Germán Garavano y Patricia Bullrich.

Las declaraciones del doctor Zaffaroni sin ninguna duda pasan a formar parte de una embestida desestabilizadora que se manifestó en las calles y en el Congreso de la Nación en diciembre con motivo del debate de leyes reformistas promovidas por el gobierno de Mauricio Macri.

En esa oportunidad, sectores de izquierda y del kirchnerismo encabezaron una movida política violenta que buscó por todos los medios abortar de manera intempestiva el debate que corresponde llevar a cabo en el ámbito que la Constitución asigna.

De ahí a las desafortunadas apreciaciones de Zaffaroni se extiende un camino que pretende que la actual gestión nacional transite por un permanente terreno de obstáculos que lo lleven a una inevitable claudicación.

Estos dichos de un ex juez de inocultable vinculación con la oposición kirchnerista se suman a fuertes amenazas provenientes del terreno sindical (Barrionuevo, Moyano, etc.) a raíz de las denuncias e investigaciones judiciales por desmanejos con los fondos de los afiliados, lo que llevó a que durante décadas influyentes dirigentes gremiales atesoren fortunas de muy difícil justificación si no es a través del manejo discrecional de los fondos de los afiliados.

Es de lamentar que con casi 35 años de vida democrática, en la Argentina sigan teniendo influencia hombres públicos que hacen de la crítica descarnada y la incitación a la violencia y la desestabilización la base de sustentación de su accionar.

En especial personajes como el ex juez Zaffaroni, cuyo despropósito no sólo indigna y genera rechazos, sino que hasta llega a hacer tambalear todo marco de convivencia.

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