¡Qué lamentable que el país desperdicie la oportunidad de continuar y recibir los beneficios de una política exitosa en Ciencia y Tecnología! Es irracional y suicida para el crecimiento económico y social un recorte en Conicet. Me permito, en homenaje a mis más de 30 años de trabajo, hacerles un breve relato de lo que significa y lo que hace el organismo de ciencia más importante del país. Mi desarrollo y posibilidades en el Conicet tienen la edad de la democracia. Puedo hablar porque lo conozco desde adentro, lo vi crecer y consolidarse, padecí también los brutales ataques que dentro de Argentina y desde afuera recibió a lo largo de los años. Fui la primera becaria arquitecta en la región de Cuyo en temas de patrimonio cultural e historia urbana.
Hoy parece natural tener uno de los sistemas científicos más desarrollados de América Latina, con centros regionales (CCT Conicet) en varios puntos del país y numerosas unidades ejecutoras que funcionan en universidades, instituciones, organismos... a lo largo de todo el país. Hoy parece natural, pero significó mucho tiempo, esfuerzo y recursos invertidos.
Hubo períodos oscuros, muy oscuros; estuvimos al borde de la desaparición con Dante Caputo y con el que “vayan a lavar los platos” de Domingo Cavallo, el neoliberalismo de los ’90, el congelamiento de vacantes, la falta de financiamiento de proyectos, la expulsión de jóvenes científicos en 2001... Las pasamos todas. Somos parte de este querido país.
Pero en 2003 las cosas empezaron a cambiar, lentamente a crecer y consolidarse a lo largo de toda la geografía nacional. Fundamentalmente cambió la consideración social del papel del conocimiento en el desarrollo y desde la política hubo un reconocimiento de la importancia de ligar la ciencia con el futuro del país. Los jóvenes en lugar de irse volvían... casi mil repatriados que Argentina recuperó y el Conicet recibió. Creció el número de becarios, investigadores, los laboratorios y los institutos en todo el país. Se elaboraron los planes Nacional de Ciencia y Técnica y Argentina 2020. Se plantearon “temas estratégicos”, aquellos que las políticas públicas requerían estimular para apoyar el crecimiento económico, el desarrollo productivo y el mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Al parecer, por primera vez, había un camino, con sus dificultades y fallas, pero había un camino trazado y todos pusimos lo mejor que podíamos dar para consolidarlo.
La ciencia dejó de ser en el imaginario colectivo algo lejano, cosa de unos pocos, para convertirse en un aliado del “desarrollo inclusivo” como se lo denominaba en el plan del Ministerio de Ciencia y Tecnología. ¿Y qué es esto del “desarrollo inclusivo”? Es entender que avanzar hacia una economía apoyada en el conocimiento no es sólo un objetivo económico sino fundamentalmente social: acrecentando participación y democratización, en la innovación, para una sociedad más justa, con un desarrollo enmarcado en la sostenibilidad, de los recursos, del ambiente, de las personas.
Luego, lo que todos sabemos, las elecciones y hubo cambio de signo político. Se dijo que no se cambiaría la política de CyT que se reconocía como uno de los pocos méritos de la gestión anterior. Es más, se dejó en su cargo al ministro de Ciencia. Pero el tiempo demostró que no se cumplió con esta promesa. El brutal recorte del 60% de los cargos de ingreso a la carrera de investigador demuestra que la tijera pasa sin importar lo que corta. Los becarios posdoctorales que han quedado afuera son lo mejor que el país ha podido producir como recursos humanos. Son una parte importante de la “inteligencia” del país. El recorte los deja afuera después de invertir en ellos al menos 7 años de formación. Es insensato, imprudente, injusto, casi estúpido que un país haga eso con sus jóvenes brillantes.
¿Qué les podemos decir nosotros, los mayores, los que estamos a pocos años de la jubilación? ¿Que se queden e insistan, que vuelvan a presentarse, que se vayan (los que puedan irse)? ¿Qué podemos esperar que suceda? ¿Hacia dónde irá la política de Ciencia y Tecnología? Ha vuelto a ser imprevisible y errático el camino. No hay una nueva política, superadora o diferente pero equivalente para el sector. No hay nada más que recorte, zozobra y angustia por el futuro.
Es importante que toda la sociedad se entere e interiorice sobre este tema. El desarrollo científico y tecnológico así como la salud o la educación, deben ser temas de interés nacional.