El desafío de Cornejo: mirar al futuro

El discurso de mañana para el Gobernador puede ser un segundo inicio, ya sobre terreno más firme, que le permita diseñar lo que vendrá. Para eso, no debe caer en la tentación de repetir las críticas a la herencia recibida. Las paritarias son su victoria.

El desafío de Cornejo: mirar al futuro

Por Marcelo Zentil - mzentil@losandes.com.ar

Alfredo Cornejo llega a su primer discurso del 1° de Mayo con algunas victorias bajo el brazo, pero también con muchos interrogantes. Lo suyo mañana no pasará obviamente por el balance de lo hecho. El gran desafío que tiene es trazar lo que vendrá, sin caer nuevamente en la reiterativa crítica a la herencia recibida.

El Gobernador ha transitado ya la décima parte de su mandato y en este tiempo se lo escuchó hablar más del pasado que del futuro. Cuando abra el período de sesiones ordinarias de la Legislatura, tendrá la oportunidad de empezar a mostrar un giro.

Es cierto que la provincia que recibió del peronista Francisco Pérez estaba casi quebrada, que debió pagar sueldos atrasados, que la deuda con proveedores se contaba en miles de millones y que el Estado se mueve, en tiempos de súper microchips, con viejos y pesados engranajes.

Pero todo eso ya lo contó en la campaña y casi la mitad de los mendocinos le creyeron.

La misión de Cornejo ahora es solucionar los problemas que ya diagnosticó y dicen que de eso hablará. Él mismo admitió ayer que  todo el mundo sabe cómo estaba la provincia y por eso va a enfocarse en la salida.

Tal vez, mañana pueda ser para Cornejo un segundo inicio, ya pisando sobre terreno conocido y con los errores y problemas más groseros ya encarados o en vías de solución.

Obviamente, es distinto curar a diagnosticar.

Cornejo aún vive de los préstamos nacionales porque no pudo quebrar la dinámica que instauró su antecesor a la hora de pagar sueldos: el déficit operativo obliga a pedir ayuda cada fin de mes.

En el entorno del Gobernador, quienes trabajan en la redacción del texto, avisan que cambiará pero no tanto. Aunque también dejan una puerta abierta a la “esperanza”.

Sin develar el misterio, otra fuente del Gobierno admite que habrá un anuncio muy importante ligado a la obra pública y que se buscará bajar un poco el tono apocalíptico.

El propio Cornejo anticipó ayer que lanzará una propuesta legislativa “muy impactante”. Jugando al misterio, algo que disfruta, sólo reveló que “va a ser de las cosas que más le importan a la gente”.

Igual, no hay que esperar algarabía ni mucho menos el exagerado optimismo que suele mostrar el presidente Macri. “Si no hay crítica, no sería Cornejo”, ríe uno de sus más cercanos.

Mientras Cornejo hable ante los legisladores probablemente sobre la provincia que le dejaron, Pérez va a estar acomodando los muebles en una casa que alquiló en Chacras de Coria para instalar la consultora que abrirá la semana que viene.

Dicen que contrató a dos abogados, un contador, un administrador de empresas y un ingeniero civil. Su plan es asesorar a empresas que quieran invertir en Mendoza.

La pelea de fondo

El Gobernador sí va a insistir con una línea que inició el día que asumió: va a pedir a todos los sectores que se involucren en la solución de los problemas. En otras palabras, los va a “retar”.

Los logros que puede exhibir hasta ahora pueden parecer nimios, pero también tienen que ver con el insólito presente del Estado mendocino.

Pagar los sueldos el último día del mes, haber ido mejorando los tiempos de pago a proveedores y municipios, haber generado procesos de control de gastos (como el combustible de los patrulleros) o un sistema de legajos digitales que permita saber dónde está y qué hace cada policía, por ejemplo, son algunos de esos cambios.

Ya no incluirá, esperemos, esa larga y tediosa  enumeración de pequeñas obras vecinales que hacían  Celso Jaque, sobre todo, y Pérez. 
Pero quizás su mayor victoria política haya sido el cierre de las paritarias tal como se lo planteó antes de asumir: un porcentaje por debajo de los años anteriores, para no comprometer más las finanzas públicas, y sin dilaciones (tres reuniones por negociación y listo).

Sabe que los gremios disconformes, SUTE y ATE, mantendrán la conflictividad varios meses o incluso todo el año, pero el ítem Aula en el primer caso y el acuerdo con otros gremios del mismo sector en el segundo los neutralizó.

Así, por primera vez en muchos años, fue el Ejecutivo el que impuso el ritmo y no los sindicatos.

Sobre todo en la pulseada con ATE, contó con el apoyo silencioso y cómplice del PJ, que prefiere que otro haga el trabajo sucio para no tener los mismos problemas cuando vuelva a gobernar la provincia.

Cornejo parece estar convencido de que los gremios tal como han venido operando hasta ahora son un obstáculo para hacer cambios. 
Es cierto que al SUTE nunca pareció interesarle la calidad educativa, más allá de algún discurso de ocasión. Y que ATE pedía concursos para ingresar al Estado pero negociaba y aceptaba hasta los nombramientos de ñoquis y funcionarios.

Pero esta primera paritaria también debe servirle de experiencia al Gobernador para no cometer los mismos errores políticos y comunicacionales los años siguientes.

Porque así como impuso el ítem Aula, también es cierto que su director general de Escuelas, Jaime Correas, quedó deslegitimado como interlocutor ante los docentes, sin importar el tema que se trate. Nunca antes un ministro se ganó tan rápido el odio de los que debe conducir.

¿Y la reforma de la Constitución? Silencio. Claramente no es el proyecto “de la gente” del que habló Cornejo. Pocos temas pueden estar más lejos del interés popular.

Por ahora, la alientan algunos radicales, como la vicegobernadora Laura Montero, y algunas figuras del peronismo, como el intendente de San Martín, Jorge Giménez.

Cuentan que en las charlas informales de los intendentes opositores con los operadores cornejistas, el tema siempre sale y son los peronistas los más interesados de incluir la reelección.

La cuenta es simple: con tal desbarajuste interno que tiene hoy, en el PJ ven casi imposible un triunfo en cuatro años. Pero si Cornejo fuera reelecto, se ilusionan con volver en ocho años, atendiendo a aquella máxima de que las segundas partes nunca fueron buenas.

El Gobernador se hace el desentendido. No quiere que el tema ocupe la agenda pública. Pero usa una frase bastante ambigua cuando le preguntan: “Si es un obstáculo para reformar la Constitución, no se incluirá la reelección”.

Pero a la vez es difícil creer que después de haber construido durante años, minuciosa y pacientemente, su camino a la Gobernación, vaya a conformarse con cuatro años que no le permitirán dejar mucho más que orden, si cumple lo que ha prometido.

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