Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
Tarde o temprano iba a pasar. Finalmente no hubo acuerdo en las conversaciones entre Mendoza y San Juan respecto de las “compensaciones” por no hacer mosto y se tuvo que aceptar que el porcentaje definitivo quede en un 20 por ciento, que es lo que determina la ley en caso de que no haya acuerdos. Pero el problema queda para el futuro en razón de que cabría preguntarse qué es lo que va a ocurrir en los próximos años porque los planteos aparecen, por el momento, irreductibles. Para colmo de males, hasta la variable política ha cambiado ya que los dos gobernadores corresponden a distinta extracción partidaria.
Algo de lo que terminó ocurriendo comenzó a trascender durante la realización de la Fiesta de la Vendimia. “San Juan no acepta que nosotros compensemos con exportaciones si no cumplimos con el porcentaje fijado. Es una medida injusta porque el objetivo de la ley del mosto era el de eliminar los excedentes para que el vino tenga precio. Nosotros, con la salida de vinos al exterior estamos sacando vinos del mercado interno.
Además, como el vino que sale es de calidad, si no podemos compensar estaríamos castigando a aquellos que invirtieron e hicieron la reconversión de sus viñedos”, nos señaló durante el agasajo de las fuerzas vivas un funcionario provincial. De todos modos, se manifestó optimista al señalar que “son las primeras conversaciones. Con el correr de los días las diferencias se van a ir limando”. La esperanza del funcionario no se cumplió.
San Juan fundamenta su posición en el hecho de que “casi el cien por ciento de las uvas rosadas en la provincia son cereza. Las criollas no alcanzan al 25 por ciento de las casi 47.400 hectáreas implantadas con viñedos”, nos señaló un ex funcionario provincial, quien destacó que “de esas uvas (criollas) más del cien por ciento se destinan a elaborar mosto. Si a ello le agregamos las pasas de uva y las uvas en fresco, más el vino exportado, casi 60 por ciento de la superficie implantada en San Juan tiene como destino el mercado externo. De lo que se deduce que no somos nosotros los que generamos excedentes”, dijo.
Por su parte, un ex funcionario, en este caso nacional, también sanjuanino, indicó que las dos provincias tienen que seguir conversando con vistas a futuro
En ese esquema, no descartó la posibilidad de que se establezca por ley que las rosadas sean destinadas exclusivamente a mosto y destacó que “no podemos permitir tampoco que los vinos rosados se conviertan en tintos con el aspirán. Los blancos tienen que ser blancos y los tintos tienen que ser tintos”, destacó, para agregar que actualmente se está bastardeando a las uvas tintas. El ex funcionario no se manifestó a favor de la reconversión “porque -dijo- en San Juan no tenemos bodegas para hacer frente a un mayor ingreso de uvas de alta gama”, y recordó que gran parte de las uvas del valle de El Pedernal son elaboradas por bodegas mendocinas.
Siempre sobre el mismo tema, cabría recordar que en una nota publicada en el Diario de Cuyo, de San Juan, en setiembre del año pasado, el ex ministro de la Producción de la vecina provincia, Marcelo Alós, destacaba que habría que obligar a los bodegueros a destinar las criollas y cerezas a mosto, indicando en este aspecto que “mientras en San Juan no se vinifica nada con esas uvas, en Mendoza en 2015 se elaboraron 108 millones de litros. Si se hubiera aplicado la medida, se habría eliminado la mitad del sobrestock”, indicó.
Además, en una nota de opinión publicada en el mismo matutino sanjuanino, Alós destacaba que exigiendo que las criollas y cerezas sean destinadas a mosto se logran varias ventajas, como equilibrar la oferta y demanda de vinos; promover la diversificación y el destino de uvas del mayor valor enológico a elaborar vinos y las de menor calidad a mosto y elaborar un producto (mosto) que tiene una demanda sostenida en el mercado.
Calculamos elaborar 150 mil toneladas que serían vendibles en los mercados externos y debemos recordar que en algunos años hemos colocado casi 210 mil toneladas.
Desde Mendoza la respuesta no se hizo esperar. Mauro Sosa, del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este señaló que “esto -las diferencias- demuestra que el acuerdo está acabado” e indicó que “este año debió ponerse un porcentaje de 0 (cero) por ciento porque en el Este no tenemos uva. Vamos a cosechar la mitad de los quintales previstos porque el resto se lo llevaron la peronospora, la botritis y la polilla de la vid...”, a la vez que indicó que “para colmo, nos hemos convertido en proveedores de uva hacia otras zonas, como sucede con el Valle de Uco en muchas de las variedades tintas”.
Mucho más duro fue el planteo formulado por Sergio Villanueva, de la Unión Vitivinícola Argentina, quien destacó que “algunos dirigentes de San Juan plantean cosas que no se pueden cumplir, porque tanto las criollas como las cerezas son variedades vitis vinífera. Lo que realmente ocurre -dijo- es que San Juan sigue con el viejo esquema y no se adapta a los mercados. Ellos tienen variedades para vinos blancos siendo que en la actualidad el 75 por ciento del consumo es de tintos y el 25 por ciento de blancos. Por ese motivo también es que Mendoza participa del 80 por ciento del vino que se vende en el mercado interno y del 90 por ciento del que se exporta”.
Para Villanueva, San Juan se ha convertido en “una provincia trasladista” y expresó que “también hay que advertir que el mercado del mosto se ha achicado en razón de que la gente consume menos azúcar”.
Para el dirigente de la UVA, “en lugar de dedicarse a reconvertir y a mejorar la tecnología en bodegas, los dirigentes sanjuaninos plantean el esquema del inmovilismo y con el 20 por ciento de la vitivinicultura del país le echa la culpa a Mendoza, siendo que ha quedado demostrado que la vitivinicultura que crece es la de calidad. Entrar en la discusión que plantea San Juan es retroceder 30 años en la industria”.
En ese esquema, Villanueva destacó que “hay funcionarios de la gestión provincial anterior y otro que ocupó la vicepresidencia del INV que deberían recapacitar. Conocen la industria y saben que su crecimiento en las últimas décadas se debió al cambio fenomenal que hizo Mendoza, que nos permitió crecer en las exportaciones y mejorar el mercado interno. Retroceder en el tiempo, como ellos plantean, sería nefasto para la industria. Por ese motivo apoyamos el planteo que formuló el ministro Vaquié y destacamos que se haya mantenido en la posición en que lo hizo”, concluyó.