Los Emmy son un termómetro más en el panorama para analizar la industria. Sí: son de la tele y no de las grandes pantallas pero, puestos ya decididamente a pensar el futuro audiovisual en portátiles y vía streaming, las fronteras se difuminan.
Y de los Premios Emmy, el primer apunte que sirve para graficar también el estado de situación de las salas de cine (que tuvo su réplica en los últimos festivales internacionales) es la bestial masividad de la distribución de contenidos y la incidencia que ésta tiene también en los engranajes de producción.
Claro: hablamos de Netflix, Amazon, Hulu y demás plataformas proveedoras y productoras de contenidos, que se pavonean con sus productos en todas las alfombras de premiere.
En vista de esa competencia, los estudios de Hollywood se las están viendo negras para campear el tendal de series y películas en estampida con que les convidan sus rivales virtuales.
De ahí que uno de los negocios que estos estudios han encontrado para mantener a raya al streaming radica en la franquicia. ¡Vaya novedad!; si de superhéroes estamos hasta la coronilla y ni qué hablar de reciclajes de toda estirpe.
En ese cántaro que por ahora parece inagotable -más de cien años de producción cinematográfica suponen un buen caudal con el que hacer los revivals- abreva el estreno que se adueñará de las audiencias en nuestra provincia: “El depredador”.
Viene de la mano de 20th Century Fox que, como pocos en el mainstream, ha sabido sacarle el jugo a las franquicias. Y esta película que estrena es uno de sus casos paradigmáticos.
Pues: ¿quién no conoce al bicho fortachón y con rastas, que cuando abre la boca enseña dientes como de tiburón y tiene en su visión un arma letal? No debe haber casi nadie sobre el planeta que no se haya encontrado con "El depredador" frente a una pantalla.
Pues desde aquel primer vástago de la saga, que dirigió John McTiernan y protagonizó Arnold Schwarzenegger en 1987 hasta el día de hoy, lo hemos visto "resignificado", "regenerado", "remozado" y "remixado" en varios filmes subsiguientes: "Depredador 2" (1990); "Alien vs. Depredador" (2004), del interesantísimo Paul W.S. Anderson; "Alien vs. Depredador 2" (2007); "Depredadores" (2010).
Y ahora "El depredador", que le pone un reinicio a la franquicia para volver a contársela a los millenials, que ya no se bancan los efectos especiales avejentados.
Un alienígena rendidor y bien nacido
Que sea mainstream no significa que sea malo. Y para sostener esta afirmación también es buen ejemplo esta franquicia de Fox pues, aunque con algún que otro altibajo, ha sabido sostener con hidalguía al personaje central del alien asesino y letal con el que los hombres -u otros seres- tienen que combatir.
Ni hablar de lo efectiva y pregnante que fue la primera “Depredador”, que aún hoy eriza la piel de los públicos que integraron la primera tanda del capital globalizador.
Es destacable también ese apunte “de culto” que le imprimió Anderson a la primera “Alien vs. Depredador”.
Esta nueva película, dirigida por Shane Black (“Dos tipos peligrosos”, “Iron Man 3”), si bien no viene con los mismos créditos de calidad de sus antecesoras, va camino a mostrar que les muerde el corazón a los nuevos espectadores, porque ha devorado a sus rivales de la cartelera al imponerse como la más taquillera de Estados Unidos y Canadá en esta semana.
El nuevo filme de Fox, que costó 88 millones de dólares, ya recuperó la cuarta parte de su costo en tan solo un fin de semana: 24 millones de dólares en tickets vendidos solo en estos América del Norte, sin contar México. Por supuesto, se espera que nuestro país (y más particularmente Mendoza) no sean la excepción: ¿si un tanque lo fue en su potencia de origen por qué no ha de serlo en nuestros países transculturados por ella?
Pero parece que los productores no están contentos con estos resultados porque tenían más expectativas, así es que esperan equilibrar las cuentas con la recaudación en el exterior: en nuestro país por ejemplo.
Hay que tener en cuenta también que la película viene engarzada con la polémica, pues uno de sus actores fue acusado de abuso sexual a una menor cometido en el pasado; por lo que Olivia Munn, la protagonista del filme, hizo el pedido de que cortasen la escena donde participa el hombre.
Más allá de los altibajos fuera del set, “El depredador” parece más un producto de gélido mecanismo narrativo que una digna integrante de la saga; ya de culto. Eso sí: tripas, sangre y ese tufito gore tienen su espacio en el metraje.
Para algún desprevenido que no conoce el argumento, vale contar que en este filme, por accidente, un nene propicia el regreso de los bicharracos a la Tierra; y un grupo de ex soldados, más una científica, tratarán de detener al alien que volvió en plan de exterminio.
El casting está encabezado por Boyd Holbrook (“Logan”), Sterling K. Brown, Olivia Munn (“X-Men: Apocalisis”) y Trevante Rhodes.
En una entrevista Holbrook, que se hizo famoso por encarnar al agente yanki de la serie-tanque de Netflix “Narcos”, contó sobre este proyecto -el más costoso y ambicioso en el que ha participado-: “se buscó modernizar un clásico para que conviva la nostalgia para los fans y a la vez hiciera sentir a las nuevas generaciones que es para ellos”.
Muy enlazado profesionalmente con 20th Century Fox, Holbrook ya tiene un guión en proceso para el estudio. “Se llama ‘Sed’ y en el centro está la crisis del agua potable”, explicó.
También llegan a las multisalas
“Soledad”, con firma de Agustina Macri
La hija del presidente de la Nación, junto a la hija de uno de los próceres del rock -Alberto Spinetta- se reunieron para contar en clave de ficción la historia de María Soledad Rosas, una argentina de 23 años que se suicidó en Italia y se convirtió en ícono del anarquismo en ese país.
Agustina Macri (dirección) y Vera Spinetta (actriz) tomaron como punto de partida la solvente crónica que escribió Martín Caparrós sobre esta historia real.
“Princesita”, otra historia inspirada en la realidad
Esta coproducción chileno-española-argentina tiene la firma de la directora Marialy Rivas y los protagónicos de Sara Caballero, Marcelo Alonso y Maria Gracia Omegna.
Está, como “Soledad”, inspirada en hechos reales y cuenta la historia de una nena de 11 años, Tamara, que vive en una secta.
Ese cónclave cerrado está regido por las reglas y las creencias de Miguel, el líder, que le impone a Tamara un destino demoledor: procrear junto a él a su sucesor.
Pero la chica se enamora de un compañero y tales sentimientos choca de frente con las pretensiones de Miguel.
Una película que, en su trama, es inquietante aún cuando en el arranque juegue con tonos lúdicos y desprejuiciados típicos de una nena.
“La casa con un reloj en sus paredes”, ideal para chicos
Si tiene a Jack Black como protagonista, hay garantía de romance con las plateas de chicos criados al calor de “Escuela de rock”. Si a esto se le suma que Cate Blanchett también es de la partida, y que el director es Eli Roth, al menos un piso de calidad está garantizado.
Con estos créditos llega esta película sobre un huérfano que se muda a la casa de su tío y descubre que éste, junto a la vecina, guardan muchos y sorprendentes secretos.
“Viaje inesperado”: Brasil y Argentina reúnen fuerzas
No se engañen: en esta coproducción brasilero-argentina quien conduce es Juan José Jusid; de ahí que algunas pistas sobre el enfoque cinematográfico podemos tener.
La historia, protagonizada por Pablo Rago y Cecilia Dopazo, se centra en el ingeniero Pablo Mecret que, instalado en Brasil, recibe el llamado de su exmujer: Ana.
El propósito de la charla es hablar sobre el hijo que tienen en común, Andrés, que está fuera de control: llevó un machete a la escuela.
El motivo de esta conducta no está claro para los padres. No saben que el chico sufre de bullying y quiere defenderse.
El padre toma el llamado telefónico y lo convierte en un encuentro con su hijo para que pueda... ¿sanar?
“Historias de ultratumba”: terror, es poco
La película, dirigida por Jeremy Dyson y Andy Nyman tiene el pulso de su procedencia: el Reino Unido.
Así, no solo hay implícita una trama de miedo sino también atmósferas perturbadoras y un thriller psicológico que abona el buen suspenso.
La cuestión va de fantasmas a la vieja usanza y tiene puesto el foco en el escéptico profesor Goodman que tiene como misión desentrañar tres historias inexplicables en las que ronda la muerte.
