Era la chance de dar el salto de calidad, de ganar para trepar a la cima del torneo junto a Los Andes y Patronato. Pero no. La Lepra volvió a caer de visitante y el que se subió a la cima fue el Decano.
Los primeros minutos fueron los más equilibrados, tanto Servio como Lucchetti habían estado seguros en jugadas similares (sendos corners), pero los minutos pasaron y el Decano se acordó que era el local. Entonces, González hizo jugar a Rodríguez y Acosta y éstos empezaron a meterse en los espacios que dejaron los mendocinos atrás.
Entonces la Lepra, cuando pudo, trató de hacer daño. Con un Sanfilippo inspirado y un Coronel con el cuchillo entre los dientes, trataron de asistir a sus compañeros con pelota a ras de piso. Igual, el Azul no generó demasiado peligro. Le faltó cambio de ritmo en los últimos metros.
Los tucumanos fueron de menor a mayor. Después del cuarto de hora La Pulga Rodríguez, con precisión y pelotazos largos, complicó a la defensa leprosa. ¿Existe la suerte? Ayer, Servio tuvo ayuda de arriba. Sobre todo en las más claras del local: un bombazo de Acosta que pegó en la unión de palo y travesaño.
Había que mejorar en el complemento. ¿Era posible? Como al inicio del primer tiempo, Independiente fue un poco más que el local y, al igual que en la primera etapa, estuvo impreciso en las jugadas de balón detenido.
Hasta que llegó el fatídico minuto 15, cuando Menéndez habilitó a Rodríguez, quien en la puerta del área enganchó para la zurda -dejó desairado a Agüero- y con un remate seco fusiló a Gaspar Servio.
Dos minutos más tarde, nuevamente Menéndez recibió por derecha, remató, Servio dio rebote y Acosta aseguró con un tiro alto.
Después de los dos impactos, la Lepra se fue del partido, no tuvo ideas y mostró pocas ganas de ir por la hazaña. En cuatro minutos, Atlético Tucumán se le transformó en el Atlético Madrid.
Una derrota que deja muchos interrogantes de cara al futuro.
