La discusión de una ley de aborto gratuito en Argentina en 2018, aunque sufrió un revés parlamentario, abrió al debate los derechos de la mujer y germinó una revolución feminista dispuesta a dar un revolcón a la sociedad.
"Fue un año histórico para el movimiento de mujeres en Argentina. Logramos dar un salto cualitativo y no acotar una discusión al avance de la ley, sino dar la pelea por una transformación cultural", afirmó a la AFP Victoria Tesoriero, de la organización Católicas por el Derecho a Decidir.
El grupo, junto a otros movimientos de mujeres, presentará nuevamente el proyecto de ley ante el Congreso en 2019 como lo hace cada 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, para conseguir una norma que garantice el acceso al aborto seguro y gratuito.
En Argentina, país natal del papa Francisco y con fuerte influencia de la Iglesia Católica, el aborto legal ha dividido a las ciudadanas.
Al pañuelo verde, símbolo de las partidarias del aborto legal, se enfrentó con fuerza al pañuelo celeste respaldado por la Iglesia Católica. Sin embargo el hartazgo frente a actitudes machistas en la calle, en la familia, la escuela, el trabajo y la política resultó un elemento unificador.
Así como el movimiento #NiUnaMenos surgió en 2015 en Argentina para alertar sobre las decenas de feminicidios que ocurren cada año, en 2018 la ola de denuncias por abusos y violaciones nacida en Estados Unidos con el #MeToo tuvo su réplica con el #MiraComoNosPonemos impulsado por el colectivo Actrices Argentinas.
La denuncia contra un reconocido actor de televisión a quien una colega acusó de haberla violado durante una gira cuando era menor de edad, desató nuevas denuncias de maltratos, abusos sexuales y violaciones incluso en el ámbito de la política.
La doctora en Ciencias Sociales e investigadora en temas de género Eleonor Faur consideró que el movimiento feminista imprimió una suerte de "cambio en las reglas de juego".
"Hay actitudes muy naturalizadas que se empiezan a desnaturalizar en las relaciones sociales y sexuales entre varones y mujeres en donde siempre primó un mecanismo de poder de jerarquía", sostuvo en una reciente entrevista.
"Muchos varones daban por sentado que podían tener comportamientos abusivos y que eso no tenía nada de malo", explicó Faur, pero "eso cambió".
Las denuncias cruzaron transversalmente al interior de los partidos y alcanzaron a un senador del oficialismo y a otro de la oposición.
"Nos propusimos mirar el mundo con ojos nuevos (...) cuestionando lo que por tradición parecía natural y aquello que hoy no tiene lugar en la sociedad de iguales que queremos construir", dijo al respecto el presidente Mauricio Macri en un acto con mujeres de su partido. Sin embargo hasta Macri debió hacer un mea culpa.
Un año antes de asumir la presidencia en 2015 había defendido el uso de groserías para "halagar" a una mujer.
"No puede haber nada más lindo que un piropo, por más que esté acompañado de una grosería, que te digan 'qué lindo culo que tenés', está todo bien", había dicho Macri en una entrevista.
"Las argentinas tenemos que estar muy orgullosas por todo lo que se hizo este año porque es una suerte de revolución de las mujeres en la que la discusión salió de los espacios académicos o militantes y llegó a toda la sociedad", expresó Tesoriero.
"El cambio que provocó el debate parlamentario por el derecho al aborto trascendió las fronteras argentinas. Se han lanzado campañas internacionales con el logo del pañuelo verde", remarcó Tesoriero.
"Se han abierto discusiones que van más allá del aborto: el abuso, el acoso callejero, la desigualdad en el trabajo, derechos que nos faltan para una transformación cultural", dijo al destacar que el movimiento adquirió un carácter masivo.
La discusiones han permeado a toda la sociedad, se habla de esto en la calle, en el bar, en la escuela, en el taxi.
Pero para la filósofa Diana Maffia, directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires, aunque "la visibilidad masiva de la demanda feminista es el fenómeno político del año" en Argentina, "el cambio cultural aún no se ha producido".
