"Recuerdo haber vuelto muchas noches, solo, al lugar del accidente, dos años después", dice. "Iba a tocar la tierra y a volver a sentir el olor al JP1 (el combustible de los aviones), tremendamente intenso y penetrante, un fuel oil poco refinado. También a pararme a ver los nombres de la gente para imaginarme…".
El relato del fiscal federal Carlos Rívolo se ahoga. Traga un sorbo de su mate amargo e intenta retomar el recuerdo, a pedido del cronista. Dice haber estado sin dormir los dos días siguientes al 31 de agosto de 1999, ordenando la recolección de pruebas en Aeroparque. "No tuvimos un solo planteo (en el juicio) sobre cómo las habíamos recolectado", dice orgulloso. Y relata cuando la confirmación de un perito que estaba en el lugar, un capitán de la Fuerza Aérea de apellido Ledesma, la misma noche del 31, de que los flaps no habían sido accionados, lo llevó a la pregunta que terminó por darle un enfoque sistémico y diferente a la investigación de la tragedia de Lapa: "¿Qué hacían sentados el piloto y el copiloto en esa cabina? ¿Cómo podían estar sentados en ese lugar?"
Ahora, dos décadas después, no tiene dudas: "Este hecho y la investigación judicial que se hizo, modificó de fondo el sistema aerocomercial en el país".
Rívolo puntualiza: "Haber sacado la responsabilidad de la cabina y llevado la investigación a un plano sistémico, sentó un precedente". Y sostiene que sin el caso Lapa, la tragedia de Once, casi trece años después, tal vez no habría terminado en condenas a empresarios y funcionarios públicos y se habría acotado al motorman del tren.
-¿Qué reflexiones hace a 20 años?
-Para mí fue uno de los primeros casos de corrupción pública y privada. A partir de ahí se generó una serie de investigaciones posteriores que tuvieron que ver con esta forma de abarcar las investigaciones, no sólo en el hecho sino en cómo se daban las causas mediatas y obviamente inmediatas.
-Pero sobre todo se fue más allá de la responsabilidad de los pilotos.
-Así es. Si hubiera sido conducida como una investigación tradicional, (los pilotos) Gustavo Weigel y Luis Etcheverry habrían sido exclusiva y excluyentemente los únicos responsables, que era hacia donde tendía la defensa. Pero cuando pudimos determinar que no eran la tripulación adecuada; que individualmente tenían una juventud e inexperiencia, bastante llamativa en el caso del copiloto para colocarlo con un piloto que tenía muchísimas falencias para haber accedido al cargo; y que en muchos momentos tuvo muchísimas actitudes proempresa, en una empresa que tenía una cultura negligente en cuanto a la seguridad, lo que nos dijimos fue: quiénes fueron los responsables de haberlos sentado esa noche en esa cabina.
¿Puede definirse Lapa como un caso típico de impunidad?
-Nunca se dimensionó que la causa pudo haber terminado como en 1997 Austral en Uruguay rápidamente, con la culpa del piloto y del copiloto. Nosotros extrajimos la responsabilidad de la cabina. Y dos personas que no estaban en ella fueron condenadas.