Lo primero que generaron los cuadernos de la corrupción fue una brusca reacción contra todos los políticos porque, más allá de que el perjuicio directo es para la gestión del kirchnerismo, sobrevuela en la población la sensación de una marcada impunidad reinante en la clase política, en muchos casos protegida por jueces que no cumplieron con su función como lo manda la ley.
Esta sensación indica que estas prácticas eran habituales y que hubo varias generaciones de políticos de diversos credos que habrían participado en operaciones similares.
Lo que queda al descubierto es la percepción de que la corrupción es grave pero mucho más lo es la impunidad.
Pero esta percepción que había llevado al descrédito de la clase política parecía no salpicar a los empresarios que, aunque con desconfianza, nunca padecieron tal descrédito ante la opinión pública.
Hoy, los honestos deben hacer un ejercicio muy difícil para demostrar que nunca incurrieron en estas prácticas.
Pero lo que sorprendió a muchos ha sido la reacción de los mercados. En una semana el riesgo país de Argentina creció 200 puntos básicos, los mercados accionarios sufrieron un fuerte desplome, sobre todo las acciones de las empresas que presuntamente aparecen mencionadas en los referidos cuadernos. Además hubo una fuerte devaluación del peso, reflejada en una gran apreciación de dólar, acompañada también por un proceso global de desconfianza desatado por actitudes de guerra comercial en cabeza del presidente de EEU. contra China y Turquía, aunque también golpeó en la Unión Europea.
Algunos analistas suponen que la reacción sería una jugada de grupos económicos para que se termine la investigación contra empresarios, pero afirmar eso es temerario toda vez que la justicia está operando en forma independiente, cada vez más presionada por la opinión pública.
Es indudable que la reacción de corto plazo será una brusca agudización de la recesión ya que estos grandes grupos están actualmente vinculados en el ambicioso plan de obra pública de la Nación y surgen dudas acerca de la capacidad de los mismos para seguir adelante en el cumplimiento de sus contratos, ya que estos episodios los dejan sin financiamiento.
Ante esos graves acontecimientos, que recién comienzan y nadie sabe en qué punto se detendrán, hay voces que piden suavizar el tema porque temen que se repita en Argentina lo ocurrido en Brasil a partir del Lava Jato, una operación contra políticos y empresarios corruptos que hizo caer el Producto Bruto brasileño entre 2 y 3 puntos en los dos primeros años de iniciadas las investigaciones y dejó el saldo de un ex presidente preso y una presidente destituida.
Es indudable que la tormenta será muy severa y los argentinos deberemos soportar tiempos muy complejos ya que en este panorama lo primero que se retrae es la inversión y esto afecta al crecimiento y al empleo.
Pero no es menos cierto que si Argentina no termina en forma prolija con estos procedimientos y muchos no resultan condenados, saldrá severamente dañado el sistema institucional, que es lo más precioso que hay que salvar. Sin instituciones creíbles no hay posibilidad de vivir en una República con Estado de Derecho.
Esta carencia de Estado de Derecho y la ausencia de Instituciones creíbles es lo que posibilita, en nuestra América pero no sólo en ella, la llegada al poder de personajes mesiánicos que terminan transformándose en dictadores, al amparo de Constituciones modificadas a su antojo para perpetuarse en el poder, afectando la vida, la libertad y el derecho de propiedad de los ciudadanos.