Acusado desde hace más de 50 años por abusos sexuales, Nicola Bruno Corradi (83) llegó a Mendoza en 1998 para transformarse en la "figura" principal del instituto Antonio Próvolo, el colegio de Luján al que asistían chicos sordos que fueron abusados sistemáticamente, y del cual hoy habla el mundo en el inicio del juicio.
Este sacerdote italiano dejó su país natal en 1980, cuando ya las sospechosas de vejámenes se posaban sobre él en Verona, mientras estuvo a cargo del Próvolo de esa ciudad y en donde habría cometido sus primeros ataques sexuales contra los alumnos.
Denuncias que datan desde 1955 lo pusieron en un grupo de 130 curas del mundo involucrado en violaciones. Sin embargo, desde Italia pudo escapar y recaló en el Próvolo de La Plata, en Buenos Aires, en donde otra vez con el paso del tiempo quedaría señalado por hechos similares.
Destapada la trama de abusos en Mendoza, en La Plata la Justicia abrió otro expediente y las víctimas se fueron acumulando. Recientemente en estas causas quedó imputado por ocho abusos, tres simples y cinco con acceso carnal, todos agravados por su condición de guardador. Además de corrupción de menores, agravada por ser las víctimas menores a 13 años.
En 1998 llegó a Mendoza y logró mantener su impunidad hasta 2016, cuando se transformó en uno de los primeros detenidos de esta megacausa que se investiga en la provincia. En noviembre de ese año fue arrestado junto al sacerdote Horacio Corbacho, pero pocos días después accedería al arresto domiciliario por su edad y por problemas de salud.
Considerado la máxima autoridad de la escuela de Carrodilla, las víctimas locales lo fueron señalando permanentemente en los abusos que sufrieron. Este lunes se sentó en el banquillo de los acusados junto a Corbacho y el empleado Armando Gómez. Los tres, para la fiscalía que los investigó, son los autores materiales de las violaciones y arriesgan de 10 a 50 años de condena.
Una vez que los tres sean juzgados, llegará el momento para los once imputados restantes del expediente, entre los que hay dos monjas, autoridades del colegio y más empleados.