Me quiero referir a lo que hay, se hace y cómo se está tratando el ambiente. Debo decir que yo no soy muy amigo del turismo; lo veo muy destructivo del ambiente de alta montaña.
Durante años he visto cómo la gente ensucia y degrada los ambientes fríos, también los propios mendocinos con las costumbres que han generado en los últimos años. Estos lugares dan el agua vital y no los cuidan.
Hace algunas semanas, con una doctorando de Buenos Aires, estábamos tomando muestras de nieve y midiendo parámetros de un afluente del río Vallecitos en invierno. En esas circunstancias, una persona bajó del auto, un turista local, y ¡se puso a orinar enfrente nuestro en la zona del cauce! Increíble.
Creo que lo mejor es no tocar demasiado estos ambientes. La gente no puede ir donde desea. En muchos lugares del mundo es así. Va donde pueda ser controlada y concientizada de lo que tiene en su entorno y las multas por negligencia suelen ser enormes.
La alta montaña de Mendoza debe ser como una especie de santuario, una región protegida. De lo contrario hay que definir lugares estratégicos. Los mismos montañeros, al hacer cumbre, tienen que respetar el ámbito que les rodea y medir las consecuencias sociales y materiales de sus actividades.
No sólo es la belleza de un lugar lo que debe ser tenido en cuenta sino su importancia en los engranajes de la naturaleza. Todo lo que involucre un negocio, el usufructo de partes de la naturaleza, la ambición personal, debe ser muy bien controlado y medido, ya que los daños pueden ser irreparables.
Darío Trombotto - Investigador del Conicet DNI: 13.093.388
