La responsabilidad de quienes nos ocupamos de los adultos mayores es inconmensurable. Estoy refiriéndome a las instituciones geriátricas que, con dedicación, tienen que sostener la contención en esa etapa de la vida en que el adulto mayor es tan vulnerable.
Me he horrorizado después de leer y de escuchar en algunos medios cómo, de forma falaz y mentirosa, se dirigen a empresas que tan dignamente realizan sus trabajos en el cuidado del anciano.
Cuando los adultos mayores ingresan a las instituciones, generalmente lo hacen porque sus familiares no los pueden contener, por su estado demencial, discapacidades físicas y psíquicas o porque simplemente no tienen los tiempos para cuidarlos o compartir con ellos. Es por eso que los institucionalizan, pero se debe aclarar que la primera responsabilidad del adulto mayor es de la familia o tutor.
Los hogares constan de un equipo profesional y de personal acorde para asistirlos tanto desde el punto de vista de la salud como el de brindarles confort en la vida cotidiana; creamos constantemente condiciones de seguridad pero eso no quiere decir que se puedan evitar accidentes, que también suceden en el seno del hogar y no por negligencia sino porque la naturaleza del adulto mayor está más severamente deteriorada y frágil.
Hay notas que por momentos horrorizan al lector pero ¿ustedes piensan que esas instituciones no luchan diariamente por brindar lo mejor en la asistencia, con las tareas que los familiares no pueden cubrir ni contener? ¿Cuántas veces estas instituciones tienen que proveerlos con pañales, remedios, elementos de higiene, peluquería, indumentaria porque sus responsables no los asisten?
Se trabaja con seres humanos que merecen respeto, cariño, revalorización social y no cabe la menor duda de que muchos de estos hogares cumplen con tan digna tarea.
Es por eso que creo que antes de publicar notas desagradables deberían interiorizarse de la veracidad de los hechos. No hacerlo es una vergüenza y no aporta en positivo.
Algunos familiares transfieren sus culpas del despojo a las instituciones. ¿Dónde está el amor que prodigan a sus familiares que con extorsiones y resarcimientos económicos mitigan y alivian sus corazones? ¿Qué precio tiene nuestro adulto mayor?
Valoremos a quienes tienen el cuidado de nuestros seres queridos e intentan constantemente que lleven una vida saludable, atendidos tanto en la salud como en lo social.
Mara Grain - DNI 13.395.508