El dólar volvió a subir por la combinación de factores internos y externos. Los factores externos provienen de un mal desempeño de la economía de Alemania, que mostró un retroceso, sumado a una caída de su producción industrial.
La falta de resolución del Brexit le sumó condimentos junto al dato del aumento del desempleo en EEUU que confirma una ralentización de la economía norteamericana. Estos datos se vienen sumando desde la semana pasada, cuando el euro comenzó a caer frente al dólar y arrastró a la mayoría de las monedas de países emergentes.
En Sudamérica, el real y el peso argentino fueron los que sufrieron las mayores pérdidas mientras hay un clima de incertidumbre en los mercados internacionales que lleva a los inversores a los que se denomina “vuelo a la calidad” (flight to quality).
Esta situación internacional puso más tensión a una economía argentina debilitada, en medio de un programa de ajuste con inflación en alza y nivel de actividad en profunda caída. La suba del dólar, además, se da en medio de una transición en la cual aún no comienza la liquidación de divisas por las exportaciones de la cosecha gruesa ni aparecen los dólares del FMI. Ante mayor demanda, no hay oferta.
El plan monetario, que implica el congelamiento de la base monetaria y la fijación de bandas en una zona de no intervención, está siendo cuestionado, porque no luce operativo como para que el BCRA pueda actuar frente a shocks externos o movimientos especulativos.
En principio, mientras el dólar cotice dentro de la banda, la autoridad monetaria no puede intervenir y hoy está cerca de los $ 45 con un techo superior a $ 50, por lo que podría seguir avanzando sin que el BCRA pueda mejorar la oferta.
Por otra parte, la restricción monetaria trae problemas a los bancos, ya que la inflación dificulta la misión de cubrir los encajes. Se debe subir la tasa a los ahorristas para poder cumplir y a su vez exigirle tasas mayores al BCRA en las licitaciones de Leliq.
Con la tasa por encima del 68% y esperando 15 días más para que comiencen a fluir dólares de la cosecha y los que venderá el Tesoro proveniente del FMI, la economía está débil, en recesión y, para colmo, le agarró una tromba externa inesperada. Si sumamos la incertidumbre electoral, estaremos los próximos meses en una tormenta perfecta.