En el segundo trimestre del año, concretamente en abril, comienza la inestabilidad cambiaria, detonada por el aumento de la tasa de interés en los EEUU. Ya en mayo el gobierno argentino inicia las negociaciones con el FMI para lograr asistencia financiera, en junio se firma el acuerdo e ingresan los primeros 15.000 millones de dólares y a fines de setiembre se renegocia el acuerdo para obtener ampliación de la asistencia.
En el medio hubo inestabilidad cambiaria –la devaluación sólo en agosto fue del 35%–; la inflación ese mes fue del 4%, proyectándose 6% para setiembre; la inflación del año se espera en 45%, pese a la fuerte recesión que comenzó en el segundo trimestre del año, durante el cual se deterioró el empleo, alcanzando el desempleo a 9,6%, la pobreza aumentó llegando aproximadamente al 30% y cayó el poder adquisitivo del salario.
Esta situación se acentuó en el tercer trimestre del año, que termina hoy.
Es sobre este escenario que han tenido lugar dos paros generales en 90 días. Pero tienen lugar tras un proceso de protesta, que durante el año se inicia con la movilización y marcha hacia la Plaza de Mayo el 21 de febrero, convocada por el titular del gremio de camioneros, Hugo Moyano, y de la que participaron los gremios peronistas "duros", el sindicalismo combativo de las tres fracciones de la CTA, los partidos de izquierda, organizaciones de derechos humanos, movimientos sociales y el kirchnerismo.
Tres meses más tarde, en la última semana de mayo, se realizó la "Marcha Federal" convocada por los movimientos sociales "moderados" (CCC, CTEP y Barrios de Pie), también conocidos como "el trío de San Cayetano", que tiene vínculos con la CGT y la Iglesia Católica. Durante cinco días se movilizaron hacia la Ciudad de Buenos Aires columnas desde siete puntos del interior del país, que convergieron el 25 de mayo en la Plaza de Mayo. Fueron aproximadamente 200.000 personas. Ello tuvo lugar sin que se registrara ningún herido ni se rompiera ninguna vidriera.
Un mes después, el 25 de junio, fue el primer paro general del año, en el que convergieron los peronistas "duros" y "dialoguistas" que formalmente se mantienen en la CGT, el sindicalismo combativo y los movimientos sociales que participaron con cortes y ollas populares. Los partidos de izquierda también se sumaron a este tipo de acciones. Los gremios del transporte pararon en su totalidad y ello aseguró el amplio acatamiento que tuvo el paro, pero en una situación social que se deterioraba fuertemente. No se registraron hechos de violencia.
Pero el cuarto, que ha tenido lugar tres meses después, el 25 de setiembre, ha sido el más contundente y el que tuvo mayor acatamiento.
Convergieron en esta protesta;
1) Los gremios peronistas "dialoguistas" que están en la CGT, integrados por los "gordos" y "los independientes", representados en el triunvirato que conduce la CGT, por el secretario general del sindicato de Sanidad de la Ciudad de Buenos Aires (Daer); el sector que responde a Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca), representado en el triunvirato por el secretario general del sindicato de Garajes y Estaciones de Servicio (Acuña). Estos sectores realzaron un paro general de sólo 24 horas, sin movilización.
2) Los gremios peronistas "combativos", liderados por Moyano, representados en el triunvirato por un destacado dirigente del sector marítimo (Schmid), la Corriente Federal que lidera el secretario general del gremio bancario (Palazzo), el movimiento MASA cuya cabeza es el secretario general del sindicato de Peones de Taxis (Viviani), y algunos gremios industriales importantes como metalúrgicos e industria automotriz, que han tomado distancia del sindicalismo peronista dialoguista, donde se alineaban. El sindicalismo combativo representado por las tres fracciones de la CTA se sumó a dicho sector. Realizaron un paro de 36 horas, que comenzó con una movilización hacia la Plaza de Mayo al mediodía del lunes 24, diferenciándose así del sector dialoguista.
3) Los movimientos sociales moderados (CTEP, CCC y Barrios de Pie), junto con los "duros" (Corriente Aníbal Verón, Frente Milagro Sala, FOL, etc.) que venían realizando un plan de lucha con movilizaciones por distintas causas durante todo el mes, se sumaron con cortes y ollas populares, como había sucedido en el paro general anterior.
4) Los partidos de izquierda también participaron del paro, realizaron diversos cortes acompañando la movilización del 24 de setiembre hacia la Plaza de Mayo y el 25 intentaron cortar todos los accesos a la Ciudad de Buenos Aires, logrando hacerlo sólo en forma parcial, por la actitud de las fuerzas de seguridad federales. Se trata del PO –y su vertiente piquetera que es el Polo Obrero–, el MST y el PST. Desde el gobierno se acusa a estos sectores de haber participado en el atentado con bombas molotov contra la Mutual de Suboficiales de Gendarmería, que tuvo lugar al anochecer del lunes 24, en el marco de la desconcentración de los manifestantes que participaron en la movilización hacia la Plaza de Mayo. Este y el ataque a un ómnibus. Fueron los únicos hechos de violencia que se registraron en el día y medio que tuvo lugar el paro general.
El reclamo más concreto del paro fue un acuerdo para impedir los despidos durante los próximos meses, algo que el gobierno por ahora no contempla.
La medida de fuerza tuvo lugar mientras el presidente Macri estaba en los EEUU buscando reconstruir la credibilidad ante inversores, medios y gobiernos, cuando se ultimaba el nuevo acuerdo con el FMI y tuvo lugar la renuncia del presidente del Banco Central (Caputo).
En el ámbito político, el kirchnerismo apoyó el paro, pero sin presencia ostensible, sólo mediante algunos intendentes. Mediante una comunicación adhirió la conducción del PJ, a cargo del ex gobernador Gioja. El peronismo anti-K y los gobernadores eludieron el apoyo abierto y optaron por señalar al gobierno que debía "tomar nota" del mensaje del paro general.
La Iglesia se mantuvo más distante que en otras oportunidades.