Lo del Deportivo Maipú es para diván; en cuestión de segundos pasa de estar besando la lona a acorralar a su rival como si fuera el gran candidato al ascenso.
Ayer, tras estar 0-3 en el marcador y con 20' por jugar, fue a buscar el empate y estuvo cerca. Al final, con un arbitraje polémico de Carlos Garriano, cayó 2-3 frente a Chaco For Ever, sumó su tercera derrota consecutiva y dijo adiós a un invicto como local que superaba los 500 días.
Si Maipú no consiguió el objetivo de meterse en la pelea por el primer ascenso, habrá que buscar argumentos y razones en sus propias filas. Porque más allá del gol (golazo) de Zárate para abrir el marcador, el conjunto del Gringo Sperdutti cometió demasiados errores en la salida, no encontró conexión en la zona media y estuvo impreciso en ofensiva. Es cierto que no le cobraron un claro penal de Gastón Canuto a Francisco Agost, pero en líneas generales, y más allá de un remate de Pancho de frente al arco que tapó el "1" visitante, no tuvo claridad en los metros finales.
Encima, como para darle motivos a los hinchas que ayer decidieron no acompañar, otro horror defensivo permitió a la visita ampliar el marcador antes de la media hora de juego. El gol de Zárate parecía liquidar la historia, pero fue el cachetazo que despertó al local. Aguirre en dos ocasiones, el segundo de penal, dejó al Cruzado a tiro del empate y a la visita pidiendo la hora. Sin embargo no pudo ser. La reacción llegó demasiado tarde y dejó sensaciones en calle Vergara. Si, si, justo como Dr. Jekyll y Mister Hyde.
La figura
Milton Zárate (Ch): Desde su pegada llegaron los mejores momentos de la visita. Marcó dos goles; el primero fue una joya.