Dos cabezas humanas fueron localizadas durante el fin de semana en diferentes puntos del centro de la Ciudad de México, una de ellas oculta en una valija, informó el lunes la Fiscalía de la capital mexicana, donde este tipo de crímenes son poco frecuentes.
El domingo en la madrugada “se halló una valija con la cabeza de un hombre dentro” en las calles de Tepito, uno de los barrios más peligrosos de la superpoblada capital mexicana, dijo una funcionaria de la Fiscalía.
De acuerdo con la prensa local, al lado de la maleta se encontró un mensaje al estilo del crimen organizado: “Sigues tu mi tana y tu mi perro salchicha”.
Otro hallazgo similar ocurrió el sábado pasado en la colonia Atlampa, donde vecinos informaron que una bolsa negra había sido arrojada en la madrugada en una esquina.
De acuerdo con la investigación, una mujer salió de su casa a fumar un cigarrillo cuando de repente vio caer una bolsa.
Agentes de la policía capitalina hallaron en su interior la cabeza de otro hombre, así como una mano y dos antebrazos, añadió la funcionaria.
Según las primeras investigaciones de la fiscalía capitalina, los restos son de dos jóvenes que vivían en Azcapotzalco, una barriada al norte de la capital, y el primero de ellos tenía 23 años.
El segundo tenía 27 años, antecedentes penales por robo y, de acuerdo con el examen de peritos, además de la bolsa en Atlampa, otras partes de su cuerpo fueron halladas en más bolsas en dos municipios del estado de México, Naucalpan y Tlalnepantla.
“Las procuradurías capitalina y del Estado de México continuarán con la colaboración en las investigaciones hasta en tanto no se determine el lugar donde ambos fueron privados de la vida”, señaló la Fiscalía.
Este crimen barre con la versión de las autoridades, que han insistido en que los cárteles del narcotráfico que azotan a otras entidades del país no han llegado a la capital.
Los hallazgos se realizaron mientras este fin de semana el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, reiteraba que en la Ciudad de México no hay grupos dedicados al narcotráfico. Según Mancera, en la capital del país existen lavado de dinero y trata de personas, pero no presencia de cárteles. Sin embargo, ya el año pasado una docena de bolsas con restos de tres personas fueron hallados en mayo en varios trenes de un área de aduanas de una estación ferroviaria de Ciudad de México.
Dos años antes, en agosto de 2013, en una zona montañosa contigua a México D. F., fueron hallados los cadáveres de 13 jóvenes secuestraods a plena luz del día, a la salida de un bar de la capital.
El crimen organizado tiene una fuerte presencia en Morelos y México DF, dos regiones que colindan con Ciudad de México y donde son frecuentes los secuestros y asesinatos.
El Estado de Guerrero, donde está el balneario de Acapulco, se ha convertido en otro bastión del narcotráfico.
La semana pasada, un ataque coordinado de narcos contra la policía en el centro de Acapulco generó pánico entre los turistas que debieron buscar protección en hoteles y restaurantes.
También en Guerrero, desaparecieron 43 estudiantes, que habrían sido calcinados por un cartel del narcotráfico, pero en realidad su crimen jamás fue esclarecido.
Ciudad Juárez en el estado de Chihuahua, y fronteriza con EEUU, también es un reducto violento de narcos. La película “Sicario”, estrenada el año pasado, hace un crudo relato de ese bastión fronterizo.
El estado de Sinaloa, también es tierra de narcos, de allí proviene uno de los barones de la droga acaso más famosos del mundo, hoy tras las rejas: El Chapo Guzmán.
Asesinato de los 43 chicos, sin culpables
El grupo de expertos independientes que investigó la desaparición de los 43 estudiantes mexicanos pidió a la Fiscalía que investigue posibles desapariciones forzadas, reconozca que “no existe evidencia” sobre su destino e indague la presunta tortura de los detenidos.
El trágico caso de los estudiantes de la escuela rural de Ayotzinapa (Guerrero) tuvo un giro cuando la Fiscalía aceptó investigar al titular la investigación, Tomás Zerón, por irregularidades cometidas durante diligencias hechas en el río donde supuestamente fueron arrojados los restos de los jóvenes.