De los tres recordados femicidios ocurridos en la fatídica primavera de 2015, sólo resta que llegue a juicio la muerte de Julieta González (21) que tiene como único imputado a Andrés Di Cesare (23), hijo de un empresario transportista.
Por la muerte de Janet Zapata, en setiembre pasado fue condenado su pareja, Damián Minati, y Juan Manzano a 10 años como partícipe secundario, y absolvieron al changarín Claudio Sebastián Quiroga.
En abril pasado, Roque Arroyo (54) fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su hija, Ayelén Arroyo (19), asesinada en Luján, el 28 de setiembre del 2015.
Este jueves se dará uno de los últimos pasos procesales para que se juzgue al joven Di Césare: se realizará la audiencia preliminar, donde las partes presentarán las pruebas para que luego se determinen los jueces y la fecha del debate que podría así realizarse antes de fin de año.
Después de un larguísimo proceso judicial -si se compara con otros dos femicidios ocurridos en la misma época- el caso está listo para el juicio oral y público por el delito de femicidio.
Una declaración no vale
En la última audiencia del proceso la fiscal de Homicidios Claudia Ríos elevó al causa a juicio con el consentimiento de la defensa, representada por el abogado Fernando Lúquez.
En ese momento la jueza Carolina Rivera declaró nula una de las dos declaraciones que el imputado ha realizado.
Se trata de una confesión "espontánea" que el joven hizo ante un policía cuando fue detenido. Allí dijo que habría matado a la mujer porque lo estaba extorsionando.
La jueza consideró que el joven habría sido coaccionado y sacó compulsa para que se investigue el asunto.
La declaración que sigue vigente es la de enero de este año, cuando Di Césare dijo que el 21 de setiembre de 2016, estuvo con Julieta, con la que mantenía una relación y que mantuvieron una discusión que terminó a los golpes: ella le produjo algunos rasguños y él le aplicó algunos golpes, uno en la nariz que le produjo sangrado.
Después de esa pelea que se desarrolló dentro del auto del Di Césare, el joven la dejó a pocas cuadras de su casa. Desde ese momento no la volvió a ver.
Esta versión de los hechos se contrapone con la que sostiene la fiscalía: que el muchacho habría asesinado a Julieta y luego habría abandonado el cuerpo que fue encontrado recién el 27 de setiembre, atado de pies y manos en una ripiera cercana al penal Almafuerte en Cacheuta, Luján.