La crisis global que genera la propagación del coronavirus golpeará a la economía argentina: las exportaciones ya empezaron a caer, con una consecuente baja en la generación de divisas; descenderá el ingreso de productos tecnológicos y se podrían reducir las inversiones extranjeras.
Un pequeño aliciente de esta nueva crisis es la menor presión sobre los precios de los combustibles y, en definitiva, sobre la inflación, por el descenso en el valor internacional del petróleo.
La epidemia del virus respiratorio se inició en China en diciembre. Y, según la consultora Abeceb, las exportaciones de carne bovina ya cayeron 33,4% en dólares en enero. El 75% de los embarques van al gigante asiático.
Según el Indec, el envío de productos primarios a China cayó 30,5% en enero; en el mismo mes del 2019 había crecido 34,5%. Esto es un enorme desafío para el campo, dado que el 63,3% de las ventas al gigante asiático se concentran en carne bovina y porotos de soja. De estos últimos, el 90% va a China.
No son números inocuos para el Gobierno. Por carnes a la Argentina le ingresaron en 2019 unos 3.100 millones de dólares y por soja, 16.000 millones. En la gestión Fernández por ahora monitorean la situación "con atención, pero sin alarmismo", según fuentes oficiales consultadas.
Mientras, la epidemia de coronavirus avanza y ayer golpeó a los mercados. El valor bursátil de las empresas argentinas en Wall Street bajó hasta 8,2%. Y la agencia Moody's prevé una recesión global si se confirma una pandemia.
Una de cal, una de arena
El Gobierno reunió días atrás a las petroleras y los expendedores. Les dijo que no quiere aumentos en los combustibles hasta el 30 de junio. Y el contexto internacional parece dar una mano. El precio del barril de petróleo Brent -de referencia para Argentina- cayó ayer 3,18%, a 50,52 dólares. Ya bajó 23,4% desde principios de año, cuando llegó a cotizar a 66 dólares.
Gabriel Bornoroni, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos (Cecha), dijo que esa baja "ha suprimido" el retraso en los precios internos. "Teníamos un retraso del 16%. Han quedado solo los combustibles premium con una diferencia del 5%, que es mínima", dijo el empresario. Agregó que la causa de la "corrección" es doble: la baja del crudo y el tipo de cambio estable.
Desde dos de las principales petroleras del mercado señalaron a este diario que por más que el precio del crudo llegue a 45 dólares, los valores internos no deberían bajar. Y se lo comunicaron a la secretaría de Energía, que viene sondeando el mercado.
"¿Quién nos devuelve a nosotros los 1.600 millones de dólares que perdimos con el congelamiento entre agosto y diciembre?", preguntó un directivo de una de las compañías.
Fuentes del Gobierno confirmaron ayer que el domingo subirá el impuesto a los combustibles líquidos, pisado desde enero. Será de 10 centavos por litro en promedio desde mañana 1 de marzo.
Dilema para Vaca Muerta
Si bien la baja del crudo ayuda, hay una contracara. Bornoroni opinó que esta situación también plantea un desafío para Vaca Muerta, que necesita "un precio alto" en el barril para poder atraer inversiones, tras la baja de actividad que viene desde agosto.
Consultado por Los Andes, el ex secretario de Energía y actual presidente del Instituto Argentino de Energía, Jorge Lapeña, opinó que si la producción de gas no funciona sin subsidios y cada vez que cae el precio del petróleo en el mundo Vaca Muerta tiembla, es porque el proyecto tiene "pies de barro y debe ser revaluado en su sostenibilidad". Esta misma situación, dijo Lapeña, quedó expuesta en agosto cuando el Gobierno de Mauricio Macri congeló los precios de los combustibles y las operaciones de explotación en el sur cayeron.
Se espera que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados liderados por Rusia anuncien recortes más drásticos de producción la semana próxima. Y Estados Unidos ya está en el nivel de extracción más bajo en cinco meses. Esto generará una retracción de las inversiones en las empresas, muchas de las cuales están operando en Vaca Muerta.
La OMS elevó el nivel de la amenaza del virus
La Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó a "muy elevado" el nivel de la amenaza del nuevo coronavirus, que ya llegó a México y al África subsahariana, ayer.
Ante la rapidez de propagación -más de 83.000 casos en más de 50 países-, la OMS instó a las naciones en las que todavía no se ha detectado el coronavirus a que se preparen y advirtió: asumir que uno está protegido frente al COVID-19 sería un "error fatal".
En Nueva York, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, afirmó que no es "el momento de que cunda el pánico sino de prepararse plenamente".
Después de Brasil, un segundo país de América Latina detectó presencia del virus el viernes: México, con dos primeros casos en dos hombres que habían viajado recientemente al norte de Italia.
Este último país, junto con Corea del Sur e Irán, se están convirtiendo en las nuevas fuentes de propagación de la epidemia que empezó en China.