El control oftalmológico al inicio del año escolar: mejor prevenir que lamentar

El bajo rendimiento escolar de uno de cada tres chicos puede estar relacionado con un problema de visión no descubierto a tiempo.

El control oftalmológico al inicio del año escolar: mejor prevenir que lamentar
El control oftalmológico al inicio del año escolar: mejor prevenir que lamentar

El 80% de la información que recibimos llega a nuestro cerebro a través del sentido de la vista; esto puede llevarnos a creer que un chico tiene problemas de aprendizaje cuando en realidad la dificultad puede radicar en un problema de visión pasado por alto.

Las estadísticas muestran que un 25% de la población estudiantil puede tener problemas visuales no detectados como miopía (ver mal de lejos), hipermetropía (problemas de enfoque), astigmatismo (ver desdibujado de lejos y cerca) o la ambliopía, comúnmente llamada "ojo vago, débil o perezoso".

Es importante detectar estos defectos a tiempo, ya que al no ser corregidos generan una estimulación visual deficiente durante el crítico período de desarrollo y plasticidad cerebral que ocurre durante los primeros 8 años de vida. Esta falta de estímulo resulta en un ojo que no desarrolla su visión normal durante la infancia. La ambliopía ocurre en el 2 por ciento de la población general y representa la causa más común de discapacidad visual en los niños. Existe tratamiento para la ambliopía si es diagnosticada a tiempo.

La mejor forma de prevenir inconvenientes en los ojos de los niños es que los adultos nos mantengamos atentos a ciertos indicios típicos de posibles problemas visuales y, de detectar algo que nos llama la atención, consultar inmediatamente con el médico oftalmólogo. Por ejemplo: si el niño se acerca demasiado a la televisión o a un texto al leer o escribir; si entrecierra los ojos para mirar o enfocar; si se sale de los espacios al colorear un dibujo; si tiene bajo rendimiento escolar; sufre de mareos, náuseas, dolor de cabeza o de los ojos; tiene cansancio visual; enrojecimiento; lectura lenta o déficit de atención; también hay que observar si parpadea o se frota los ojos en exceso o si desvía alguno de los ojos. Muchas veces los chicos no se encuentran en condiciones de determinar con precisión si no ven bien y es responsabilidad de los padres o tutores llevarlos al control correspondiente.

Controles oftalmológicos recomendados en bebés y niños

El primero al nacer, luego al año y medio de vida, y desde los 3 años un control por año. Pero resulta fundamental realizar una visita al oftalmólogo un mes antes del inicio de clases para que el niño se acostumbre a los anteojos en caso que les fueran recetados.

La visita al médico oftalmólogo, y obtener el correspondiente certificado, son requisito para el comienzo de sala de 4 y 5 años en el jardín de infantes y en primer grado y primer año del nivel medio.

Pero aunque no sea obligatorio, es altamente recomendable hacerlo todos los años en la educación primaria al inicio de cada año escolar. Así evitamos problemas en la visión que pueden afectar directamente al niño en su proceso de aprendizaje e incluso en su vida social.

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