El contrato de Chevron y el proyecto Vale

El contrato de Chevron  y el proyecto Vale

Con el fallo de la Corte Suprema que obligó a YPF dar a conocer el contrato con la empresa petrolera Chevron, se ha confirmado la falsía del discurso de exaltación nacionalista del kirchnerismo.

En efecto, el contrato celebrado con esa empresa multinacional establece que en caso de controversias se dirimirán en los tribunales de Nueva York; se garantiza los fondos que se invierten con la caución de acciones de YPF; se utilizan sociedades off shore para el envío de fondos como para su retiro; se acepta el valor del dólar en el mercado libre y se acuerda, junto con facilidades impositivas, la remisión de las utilidades al exterior.

Esto, junto con la escandalosa compra de material ferroviario a China por el ministro Randazzo que no asegura ni un solo puesto de trabajo para los argentinos en la construcción, ni en el mantenimiento de los vagones, es otra muestra más de las mentiras del relato del gobierno anterior a lo que se suma el escándalo de la estatización de YPF y los sobreprecios pagados y la negociación con el club de París.

Notable contraste con lo sucedido en 1876 cuando la sucursal Rosario del Banco de Londres pretendió oponerse al Banco de la Provincia de Santa Fe reclamando el monopolio de la emisión de moneda en esa provincia. Los hechos llevaron al encarcelamiento del gerente y el reclamo de legación inglesa que amenazó con el envío de una cañonera a Rosario.

El canciller Bernardo de Irigoyen echó de su despacho al abogado que hizo la amenaza y elaboró la doctrina que impuso a la diplomacia inglesa que las sociedades anónimas no tienen nacionalidad y por lo tanto no pueden reclamar apoyo diplomático y que en la Argentina debían someterse a los tribunales nacionales.

Estos hechos, como el de Chevron, nos merecen otras dos reflexiones. Una señala la decadencia del país que, ante el deterioro de sus instituciones, de su falta de cumplimiento de sus contratos y obligaciones, ha tenido que aceptar (en contratos y préstamos) la jurisdicción de tribunales extranjeros, situación que no se daba en el siglo XIX en esa Argentina que estaba construyendo una nación moderna en el desierto.

La otra reflexión es la discrecionalidad con que se dan, a unos, ventajas, mientras otros proyectos de inversión, como el caso del proyecto Vale, que dinamizaría el sur mendocino, fue saboteado con exigencias incumplibles, con desconocimiento de la logística para satisfacer reclamos sindicales que lo hacían inviable, como el planteado por los camioneros, y reglas cambiarias arbitrarias que espantaron a los inversores dentro de la política de discriminación que desde hace tiempo soporta Mendoza y por la complicidad de gobernantes provinciales cuya única iniciativa fue llenar de casinos y tragamonedas la provincia.

El Proyecto Vale no es un “proyectito provincial”. Significaba una inversión tres veces superior a la de Chevron y generaba el triple de puestos de trabajo. Como lo señalamos en otros párrafos, permitía obtener divisas al colocar gran parte de la producción en el exterior, además de potenciar el ferrocarril.

El peronismo ha reconocido el aporte intelectual de Raúl Scalabrini Ortiz, que hoy diría ante las contrataciones, concesiones y compras del gobierno K, que han “firmado el estatuto del coloniaje”.

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