El consumo y la capacidad de ahorro

La actividad de la construcción fue una de las más afectadas por la situación económica en los últimos años. En Chile, a través de las Unidades de Fomento, se dio un fuerte impulso al sector, pero en la Argentina resulta imposible de aplicar en las actual

El consumo y la capacidad de ahorro

El fenómeno se profundizó durante los últimos años. La inflación influyó superlativamente sobre la capacidad de ahorro de los argentinos. Ello generó un incremento en el consumo de distintos bienes, como el mercado automotor o los electrodomésticos, pero golpeó duramente a las actividades que necesitan inversiones a largo plazo, como es el caso de la construcción.

En ese marco, y como consecuencia de que las tasas de interés eran menores a los porcentajes de inflación, la gente que necesitaba generar algún tipo de ahorro se volcaba por el dólar, aunque debiera pagar más en el mercado informal.

Los empresarios dedicados al mercado inmobiliario realizaron tiempo atrás en Mendoza un congreso nacional, durante el cual los asistentes advirtieron sobre los graves problemas que afectaban a la actividad en el país, expresando entre otros conceptos que las operaciones se habían paralizado porque los propietarios saben que, si venden, no tienen en claro si podrán comprar luego otro inmueble o hacer otro tipo de inversiones.

Señalaron que también son mínimas las inversiones para la construcción de viviendas porque con los niveles de inflación son muy pocos los que, aún teniendo un lote, pueden comenzar a construir en razón de que no saben  si en el corto o mediano plazos podrán continuar, por los valores que puedan llegar a alcanzar los insumos.

Dentro de ese esquema, el titular de la Cámara Inmobiliaria de Mendoza indicó que el mercado podría volver a sus ritmos normales de venta cuando la inflación llegue a un dígito anual, se respete la seguridad jurídica y se retire lo que en ese momento no existía: el cepo cambiario.

La inflación, entonces, es la que en mayor medida afecta tanto al mercado inmobiliario urbano como al rural y los hechos determinan que son cada vez menores las inversiones en la adquisición de tierras o fincas, tanto para la continuidad como para la implantación de nuevos viñedos u otra actividad agrícola.

Cabría hacer mención al hecho de que, sólo en el período 2011-2012, según los datos aportados por el propio Indec, se produjo la mayor caída en la construcción, lo que derivó en una caída del empleo en esa actividad del 8,6 por ciento, lo que significó la pérdida de 37.734 puestos de trabajo formales o en blanco, que representaban un 40 por ciento del total del sector.

La construcción es la actividad económica que genera mayor cantidad de mano de obra, tanto formal como informal. Es por ello que una reactivación del sector resultaría en beneficio de toda la economía. De allí que resulte oportuno establecer cómo se impulsó la construcción en otros países y el mejor ejemplo que podría tomarse es el de Chile, que implementó la denominada Unidad de Fomento (UF), una unidad de cuenta reajustable de acuerdo con la inflación.

Fue creada durante el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva, en 1967, y su finalidad original era la revalorización de los ahorros de acuerdo con las variaciones de la inflación, permitiendo que los dineros ahorrados en bancos y cajas mantuvieran su poder adquisitivo. Con el tiempo, esa unidad se utilizó como base en la actividad inmobiliaria, de manera tal que para cualquier ciudadano chileno, ahorrar en UF significa mantener el poder adquisitivo a lo largo de los años.

Podríamos indicar que en 2011 una unidad de fomento tenía un valor de 22.294 pesos chilenos, pasó a 22.840 en 2012 y a 23.309 en 2013, los que están directamente relacionados con el incremento inflacionario. Es por ese motivo también que en el vecino país son muy pocos los que conocen el valor del dólar no oficial pero todos están informados de lo que valen las UF.

En la Argentina, la actual gestión gubernamental hubiera podido instrumentar una iniciativa similar si hubiera mantenido controlada la inflación y no hubiese mentido tan descaradamente sobre los índices del Indec. Pero si tiene, como dice, intención de trabajar para el bien de los argentinos, podría ir sentando las bases -bajando la inflación y siendo sinceros sobre los índices- para que el próximo gobierno pueda impulsarla.

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