Durante el año pasado, el consumo de carne promedio per cápita de los argentinos fue de 57,1 kilos per cápita, con una caída del 4.1% con respecto a 2015, cuando su consumo era de 59,6 kilos. No obstante, este dato además preocupa, ya que la demanda se ubicó como la más baja de los últimos cinco años, cuando había tocado el piso de 55,1 kilos por persona. Estos datos se desprenden del informe final de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra).
Según dicho análisis, en 2011 el problema fue el alza de precios que respondía a la baja rentabilidad del sector. El año pasado, y con cambio de Gobierno, la carne vacuna incrementó su valor acorde a la inflación, pese al incentivo que tuvo el sector, lo que indudablemente desanimó su consumo. De hecho, durante el 2016 más consumidores eligieron sustitutos y el cerdo y el pollo han sido las opciones más elegidas para atenuar los altos costos de la canasta básica de alimentos de los argentinos.
Esto además, toma relevancia cuando se analizan los datos de Kantar Wordpanel. Dicho informe indicó que en 2016 31% de los argentinos dejó de comprar carne vacuna y se inclinó por otras carnes, las cuales presentaron aumentos.