El saldo comercial de junio arrojó un superávit de 1.739 millones de dólares. Aunque fue mejor a los de los meses anteriores, no alcanzó para mejorar las caídas previas. Así, el saldo positivo del primer semestre fue de 3.684 millones de dólares, un 28,5% más bajo que en el mismo período de 2013, número que no llega a surtir las necesidades del Banco Central, que debe proveer las divisas para el pago de los servicios de la deuda, por lo que deberá seguir gastando reservas para poder cumplir.
El problema se ha complicado por la inflación, que ha hecho perder competitividad al tipo de cambio y ha impactado muy fuerte en las exportaciones. También han caído las importaciones por las restricciones cambiarias y han profundizado la recesión.
El segundo problema es la caída de las ventas a Brasil, sobre todo del sector automotriz, aunque en este rubro seguimos teniendo déficit. No obstante, hay una caída generalizada en todas las ventas hacia nuestro socio, por el efecto de la crisis.
Días más complicados están por venir. Por efectos de una mayor oferta, han caído los precios de los granos. La soja, que llegó a 600 dólares la tonelada, hoy cotiza a menos de 400 y caídas similares registran el trigo, el maíz y el girasol. Nuestra producción este año fue menor, y las exportaciones cayeron 30%.
La Reserva Federal de Estados Unidos anunció que a fin de año terminaría el programa de estímulos lo que, en la práctica, implicaría que comience una recuperación del valor del dólar en los mercados internacionales.
Si bien los movimientos no serán violentos, habrá que observar la tendencia, ya que en la medida que esto ocurra comenzarán corregirse los precios internacionales de las materias primas que cotizan en dicha moneda y habrá una baja de los valores en dólares. Será un desafío para el comercio exterior poder acomodarse a esa realidad.
Quizás haya que prepararse para el inicio de un nuevo ciclo, pero la economía argentina tiene tantas distorsiones que la puede encontrar mal parada. Terminar con las causas de la inflación será fundamental para poder acompañar el reacomodamiento cambiario sin sobresaltos.
