El comedor de la UNCuyo elimina descartables y tiene huerta

Desde ayer no usa vasos de plástico ni individuales de papel. Tiene en producción hortalizas, aromáticas y frutales.

El comedor de la UNCuyo elimina descartables y tiene huerta

Más de 400.000 individuales de papel y vasos descartables al año es lo que ahorra el comedor de la Universidad Nacional de Cuyo desde ayer. Se trata no sólo de un ahorro económico (más de $ 20.000 al mes), sino también ecológico ya que la mayor parte de ese material -especialmente los vasos- no es degradable.

El cambio incluye: la eliminación de los productos descartables y además una pequeña huerta orgánica, un paseo de árboles frutales (que han sido plantados recientemente), oficinas saludables e -incluso- la separación y tratamiento de residuos.

A esta medida se le suma la inclusión (hace algunos meses) de un menú vegetariano y el de pescado cada viernes. En total, unos 2.000 estudiantes por día pasan por el comedor, 650 de ellos becados. Para el resto, el costo del menú es de $ 3.

Ahorro energético

Durante el mediodía de ayer, la versión “ecológica” del comedor universitario comenzó a funcionar con la eliminación definitiva de los artículos descartables. Aunque más allá del acto formal, algunas iniciativas ya estaban en marcha.

“Hace unos días empezamos a usar vasos de aluminio, uno de los cambios más importantes. Además de eliminar el descartable, también hay que fomentar el cuidado y la responsabilidad de que el vaso no desaparezca. Además, es una nueva tarea para la gente del comedor, ya que antes directamente se levantaba y tiraba todo lo descartable y ahora hay un nuevo trabajo, que es el de lavar y guardar el vaso. Lo importante es que con esto estamos demostrando que se puede”, explicó la secretaria de Bienestar Universitario, Graciela Cousinet, mientras recorría las instalaciones.

Según especificaron Cousinet y la directora de Acción Social, Noelia de la Reta, por día se usaban unos 2.300 vasitos descartables y mantelitos de papel que acompañaban a las bandejas con el menú. “El objetivo es disminuir el uso del papel pero también cuidar la luz, imprimir doble faz y aprovechar los recursos de la mejor manera posible”, agregó Cousinet, resaltando que en los techos de las instalaciones cuentan con paneles solares para generar energía y un mayor caudal de agua.

Además de eliminar los individuales y sustituir los vasos de plástico por recipientes de aluminio, la iniciativa incluye también el desarrollo de oficinas públicas saludables (aprovechando más la luz solar y prescindiendo de la eléctrica), la eliminación y reducción de elementos antiecológicos, el cálculo de la huella de carbono, el tratamiento de residuos, la creación de una huerta orgánica y un paseo de árboles frutales.

“Hemos articulado acciones y trabajo con otras organizaciones. Por ejemplo, para el tratamiento de residuos vamos a trabajar con el equipo del programa UNCuyo Separa, con capacitaciones para el personal de las diferentes áreas. Además, ya estamos instalando recipientes para la separación de residuos. En ese proceso, la parte orgánica se destinará a la producción de compost que nutrirá la huerta orgánica.

El INTA será el encargado de proveer semillas, mientras que con el grupo de (la ONG) El Arca venimos trabajando hace tiempo. La Facultad de Ciencias Agrarias también nos asesora en lo que tiene que ver con la huerta”, agregó de la Reta.

Además, la secretaría de Bienestar asumió el compromiso de revisar todas las facturas de consumo eléctrico de la UNCuyo con el objetivo de rastrear, comparar y ver de qué forma se puede reducir el gasto (no sólo económico sino también ecológico), así como también de obtener el cálculo de la huella de carbono.

Esto consiste en la medición estandarizada de las emisiones de gases de efecto invernadero durante los procesos productivos del comedor, con el objetivo de implementar una estrategia de reducción y/o compensación de los niveles de contaminación.

Producción orgánica

Otra de las novedades del comedor universitario es la flamante huerta orgánica, ubicada en su exterior. Se trata de un recinto de 23 m2 donde antes había un basural y que hoy cuenta con cultivos de aromáticas, hortalizas y ornamentales.

“Es la niña mimada y tiene un valor y sentido simbólico. Porque es pequeña la huerta y lo que se produzca aquí no va a alcanzar para abastecer al comedor. Pero sí la usaremos para eventos especiales que haga la universidad y para elaborar dulce, por ejemplo”, dijo Cousinet.

Los encargados del mantenimiento de la huerta son dos alumnos de Ciencias Agrarias, quienes -por medio de una beca- están aprovechando para dar sus primeros pasos en el ámbito laboral. “Consulté a mis profesores y ellos me han asesorado. Lo bueno es que con esto sigo aprendiendo y mucha gente se acercó y ofreció ayudar. Creo que es fundamental concientizar sobre la importancia de las huertas orgánicas", indicó Carla Ballester.

Cerca de la huerta, y rodeando las residencias universitarias, también se destaca el paseo con los 40 árboles frutales, entre los que hay ciruelos, damascos, nísperos, olivos y membrillos.

En números

- 2.000 alumnos por día comen en el Comedor Universitario
- 3 pesos es el costo del menú
- 650 alumnos tienen beca, por lo que no abonan por la comida
- 400.000 individuales y vasos descartables se usaban por año
- 20.000 pesos al mes se gastaban en esos artículos.

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