El gigantesco cohete Falcon Heavy, de la empresa privada SpaceX, inició ayer desde el Centro Espacial John F. Kennedy en Cabo Cañaveral (Florida, EEUU) su primer vuelo, que lleva al espacio un automóvil eléctrico Tesla, y logró además el objetivo de recuperar sus tres impulsores.
El cohete, de 70 metros de alto y con capacidad para transportar más de 66 toneladas, despegó a las 15.45 hora local (17.45 argentina de ayer) de la plataforma LC-39A de dicho centro de la NASA, la misma de la que despegaron los cohetes de las misiones Apolo con destino a la Luna (1961-1972).
Miles de personas contemplaron el lanzamiento desde las áreas habilitadas para ello en el Centro Kennedy y se sumaron entusiasmados a la cuenta regresiva. Luego se abrazaron, entusiasmados, al comprobar el éxito de la operación, mientras se escuchaba de fondo la canción de David Bowie "Odisea Espacial".
Dos minutos y medio después del despegue, los dos cohetes laterales se separaron, y 30 segundos más tarde la cápsula con el Tesla Roadster, con un maniquí llamado "Starman" al volante, se alejó del tercer proyectil y quedó al descubierto.
Una de las principales preocupaciones del presidente de Space X, Elon Musk, se centraba en el minuto posterior al despegue, cuando el cohete soportó la máxima presión aerodinámica.
Otro de los retos del lanzamiento fue lograr el triple aterrizaje de los tres cohetes aceleradores de los que consta el Falcon Heavy, para ser reutilizados en futuras misiones, un procedimiento que SpaceX ya logró con uno de sus cohetes, el Falcon 9, y que ayer logró de nuevo con, al menos, dos de los tres.
Al despegar tras encenderse sus 27 motores Merlin para generar un empuje de más de 2.500 toneladas -el equivalente a 18 Boeing 747 verticalmente-, este conjunto de tres Falcon 9 no apuntará directamente a Marte.
El destino de este vuelo es el espacio profundo, a una distancia aproximadamente equivalente a la que hay de Marte al Sol, y ahí la nave se pondrá en órbita después de que los tres lanzadores hayan emprendido su regreso al continente.
Esto es, claro está, si el cohete no sufre ningún problema técnico.
SpaceX afirma que Falcon Heavy "puede trasladar el doble de carga útil que el cohete operativo más poderoso existente, el Delta IV Heavy", a un tercio del precio.
Según la United Launch Alliance, que opera los Delta IV, el costo de un lanzamiento es de 350 millones de dólares.
A esto se agrega una dimensión geoestratégica significativa. Si SpaceX gana su apuesta, la NASA podrá prescindir de la ayuda de los rusos y su nave Soyuz para enviar hombres al espacio.
La compañía ya obtuvo un contrato de 1.600 millones de dólares con la Agencia Espacial estadounidense para abastecer a la Estación Espacial Internacional (ISS).
En SpaceX, "de cada fracaso que han tenido se han recuperado", dijo Erik Seedhouse, profesor de la universidad estadounidense Embry-Riddle, especializada en el sector aeroespacial, e insistió en que el año pasado la compañía "hizo más lanzamientos que cualquier país del mundo".
Con su potencia, sólo superada en la historia por el cohete Saturn V de la NASA que llevó a los astronautas de las misiones Apolo a la Luna, el Falcon
Heavy podrá poner en la órbita baja terrestre hasta 63,8 toneladas, casi tres veces la carga que puede llevar un Falcon 9.
Contradiciendo un comunicado de su propia empresa, Elon Musk dijo que en realidad no será el Falcon Heavy sino otro de sus proyectos, el cohete "Big Fucking Rocket" (literalmente "maldito gran cohete") que llevará humanos a la Luna o Marte.
El Falcon Heavy, entonces, está abriendo el camino.