El circuito El Challao y la basura 

En los laterales de caminos y calle, observaremos un colorido y disonante conjunto de la basura más variada. 

El circuito El Challao y la basura 
El circuito El Challao y la basura 

Hace muy pocos meses se dejaron inauguradas distintas obras en el circuito El Challao, consistentes en la reconstrucción de calles, banquinas y accesos, como una forma de afirmar la pretensión que tiene el distrito de afirmarse como polo de desarrollo turístico y urbano.

Esas mejoras, obviamente, se completaron con la eliminación de basura en ese contorno del piedemonte. Además, bastante se ha conseguido con la prohibición de hacer asados en el lugar, y de esa manera disminuir la posibilidad de incendios en un terreno que cíclicamente fue muy afectado por las llamas.

La limpieza y el cuidado, y con ellos la invitación a pasear por ese itinerario de Las Heras, duró poco.

Los Andes efectuó una recorrida por el área en la segunda quincena del mes pasado y pudo comprobar una situación anómala, que se resume en el titulo de la nota: Escombros y basura junto al circuito turístico de El Challao.

Son una constante residuos domiciliarios, restos de construcciones, bolsas de plástico, botellas, cintas de cassettes al viento, bolsas enredadas en arbustos nativos, botellas o latas, que se van alejando de la vista hasta perderse, estropeando un bellísimo paisaje cultural.

Es posible que cuando se publique este comentario, los residuos desparramados no estén, pero habrá otros porque la rotación es permanente.

Personal municipal de Las Heras y vecinos residentes en esa parte del departamento realizan periódicos operativos para dejar limpio el contorno, tan apropiado para un paseo en automóvil o para realizar senderismo y diversas prácticas deportivas, como vuelos en parapente y alas delta, trekking, excursiones a caballo, bicicleta o a pie, y hasta astroturismo.

Para la mayoría de estos cultores de la naturaleza, disfrutar de las actividades al aire libre implica cuidar y respetar el entorno, y por eso no sólo se llevan sus propios residuos sino que además recogen los ajenos.

Pero, no todos actúan o piensan igual. Lo lamentable es que muchos residen en otros lugares, se acercan a la zona y descargan todo tipo de deshechos, que saturan los contenedores y se vuelcan a la banquina y al terreno en general.  Por eso cuando la mirada se detiene en los laterales del camino principal o de algunas arterias, se observa un colorido y disonante conjunto de objetos multicolores: los plásticos. Luego están los papeles, cartones, restos de jardines y de la construcción.

Además, hay lugares que se encuentran en el piedemonte profundo y donde los residuos duelen tal vez un poco más. Aunque no esté a la vista del visitante frecuente, el que fuera el centro de experimentación agraria del siglo XIX de Carlos Thays, hoy posee laderas que son un gran basural que crece permanentemente: la basura es depositada por camiones (clandestinos sí, pero enormes) entre árboles centenarios.

Son varios los actores que militan para preservar el estado natural de un territorio de flora y fauna autóctonas. En ese cometido están unidos la Cámara de Turismo de El Challao, la Fundación Pedemonte, y el municipio, que no bajan los brazos en cuanto a mantener limpio el escenario.

La repartición municipal promete más controles, enviar inspectores y preventores, con la mira puesta en vigilar y hacer multas a los infractores, que arrojan basura y actúan solapadamente en horarios en que es difícil detectarlos.

Tendría que extremarse contra este grave problema ambiental la conciencia ciudadana y no seguir procediendo como hasta ahora ocurre.

Como se ve la tarea es muy difícil, pero como el paisaje a defender es muy valioso, habrá que redoblar esfuerzos en el cometido de superar esta grave ofensa a la naturaleza.

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