Pese a no depender de sí mismo, ya que el reglamento aclara que ante igualdad de puntos en la cima de una zona el finalista se definirá por diferencia de gol (y Godoy Cruz le lleva 8 de ventaja), las esperanzas en San Lorenzo están por la nubes. Es que tienen motivos de sobras.
Resta con mirar el imparable andar con el que llegan a la última fecha: siete alegrías al hilo. Pero no todo es color de rosa para el Mundo azulgrana. ¿El motivo? Porque no podrá afrontar en su casa el último encuentro ante Banfield.
Es que el Nuevo Gasómetro no superó la última inspección general que suele hacerse después de cada partido, ya que se identificó un problema en una viga de la popular local. Como la reparación demandará más de una semana, tendrá que mudar la localía.
Las opciones que se manejan eran dos: River o Vélez y se terminaron inclinando por el Amalfitani. Si bien se barajó la chance de clausurar la zona afectada y dejar habilitada sólo la tribuna visitante, esta posibilidad la descartaron. Mientras el organismo de Seguridad pidió que sea en Núñez, a la institución sanlorencista le seducía más la posibilidad de utilizar el estadio de Liniers como escenario y terminó imponiendo su criterio.