Todo smartphone, sin importar la marca o modelo, tiene una característica en común que comparte con cualquier otro: la tarjeta SIM. Este pequeño chip es el componente que posibilita que el equipo se conecte a la red GSM del operador y haga uso de la línea que fue programada a su serie mecánica.
Las tarjetas SIM, también conocidas como chip GSM, fueron desarrolladas en 1991, y a lo largo de casi tres décadas han acompañado a los teléfonos celulares, necesitando cambiar su tamaño para adaptarse a las nuevas generaciones dispositivos ultra delgados.
Pero las tarjetas SIM serán cosa del pasado muy pronto. La Asociación GSM aprobó esta semana un nuevo estándar, que requerirá un método integrado en el software para vincular las líneas con el teléfono. ¿Qué sucederá con los celulares actuales que aún no cuentan con esta tecnología?