El Challao y la pelea por el sosiego

Los habitantes de esa zona, nucleados en una asociación vecinal, quieren que sea erradicada la actividad nocturna de sitios bailables.

El Challao y la pelea por el sosiego
El Challao y la pelea por el sosiego

"Tradicionalmente, en nuestra realidad, el espacio público fue concebido como el espacio de la expresión y la apropiación social por excelencia, es el espacio que alberga el cotidiano transcurrir de la vida colectiva. Es el espacio que da identidad y carácter a una ciudad, el que permite reconocerla y vivirla. Es el sitio que conserva la memoria de sus habitantes en sus espacios naturales, culturales, patrimoniales".

Nos apropiamos del concepto transcripto, que pertenece a la arquitecta Raquel Perahia, investigadora principal del Centro de Estudios del Hábitat y la Vivienda de la Universidad de Buenos Aires (UBA), para referirnos  a la situación que vive la amplia comunidad del distrito El Challao (Las Heras), que es una zona pedemontana elegida por más de 600 familias para residir en forma permanente, en un ambiente natural, con bajo nivel de contaminación y con días y noches donde el ruido era ajeno a la realidad que viven los pobladores.

Pero las condiciones de sitio tranquilo cambiaron drásticamente cuando a la zona llegaron negocios de diversión nocturna que provocan altos valores de sonido dentro de los establecimientos y un alto grado de afectación del sonido ambiental en el exterior, porque en la época estival se instalan altoparlantes en los jardines y entonces descansar para la vecindad es poco menos que imposible.

Inclusive quienes llevan adelante esta cruzada desde hace casi una década, se preocupan no solo por el impacto en decibeles en el exterior (la música se escucha nítida a más de 700 metros), sino que se preguntan cómo resultará afectada la capacidad auditiva de quienes están a pocos metros de los equipos de sonido.

La actual cruzada por el silencio tiene en la mira a un establecimiento en particular, que por sus características de insalubridad sonora, entre otras razones, fue clausurado hace varios meses.

Las molestias de la actividad de ese comercio eran  contundentes durante las horas de diversión, pero tenían un extra de daños colaterales a la terminación del horario bailable, con gritos, derrapes de automóviles, daños y basura dispersa en las calles y jardines de las viviendas. Incluso hubo una denuncia muy amplia que acumuló varias fojas en Fiscalía de Estado, pero nunca se logró reacción alguna.

Los moradores celebran los meses  transcurridos con tranquilidad y calma, pero han vuelto a reagruparse ante el rumor de reapertura del local de esparcimiento en cuestión.

Admiten inclusive que la actividad comercial del boliche, con el personal que allí se desempeña en forma directa y la cadena de prestaciones que se derivan de su funcionamiento, acreditan el derecho a trabajar y no incrementar más desocupación. Pero, no en ese lugar, no en El Challao, que es una villa que fue promocionada por los primeros loteadores como un ámbito de residencia semiurbana donde la tranquilidad era uno de sus patrimonios.

Entonces, los vecinos que saben y reconocen el aspecto laboral que hay de por medio, están peticionando a las autoridades municipales que, así como hay parques industriales o de radicación de empresas, se habilite un polo de boliches, en zonas donde el ruido de los equipos de sonido y amplificadores  no alcance a sitios residenciales.

Uno de esos puntos podría ser en las inmediaciones de una conocida planta de cemento, sobre la ruta provincial 52, donde además se podrían disponer de amplias playas de estacionamiento para los concurrentes.

Los vecinos que defienden sus derechos han sumado inclusive a su lucha la adhesión de choferes de líneas de colectivos que llegan a la villa, y que se ven afectados por la actitud agresiva de ciertos pasajeros al regreso de las jornadas festivas.

En suma, y para no perjudicar a nadie, la comunidad pide la  habilitación de los mecanismos de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y una audiencia pública, y que del resultado de estos procedimientos, más la estricta aplicación de las ordenanzas municipales existentes, El Challao recupere la paz que tuvo en el pasado.

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