El Challao: dicen que viven aturdidos por la música de discotecas

Entidades vecinalistas y ambientalistas aseguran que los boliches exceden los decibeles permitidos. Desde la comuna afirman que los locales cumplen con las mitigaciones de ruido exigidas.

El Challao: dicen que viven aturdidos por la música de discotecas
El Challao: dicen que viven aturdidos por la música de discotecas

Como en otros conflictos dentro del Gran Mendoza, en los que se cruzan los derechos de los vecinos y las actividades comerciales, la fuerte controversia entre pobladores de El Challao y los titulares de discotecas acredita varios años de vigencia y mucha rispidez social.

La queja de los barrios del lugar, representados por la Fundación Pedemonte, a cargo de Brenda Junín, y la Asociación Vecinal El Challao, que conduce Silvia Brengio, se resume en lo insostenible que resulta habitar cerca de los establecimientos de diversión nocturna del pintoresco paraje lasherino, "porque la música hace vibrar los vidrios de las ventanas y no permite el descanso de los vecinos".

El panorama reúne, de acuerdo al planteo de los particulares, a varios actores como promotores de los inconvenientes: las discotecas establecidas, siendo Cariló una de las más criticadas; casas particulares que se alquilan para fiestas y algún que otro camping de sindicatos. "Concretamente, resumió Brengio, estos inmuebles están en lugares no habilitados por la ordenanza 136/'97".

La situación tuvo su primera denuncia en el invierno de 2011, y la apuntada fue la Municipalidad de Las Heras acusada de promover  "daño ambiental y afectación de intereses colectivos por la actividad de inmuebles de diversión nocturna".

Brenda y Silvia esgrimen que la actividad de esos locales "no es compatible con el uso previo del territorio de la villa ni con la normativa específica que rige en Las Heras para el esparcimiento, la ordenanza 136/'97".

Y para ellas, como para otros residentes, el panorama se agravará cuando se inaugure un salón de fiestas en construcción, y que funcionará bajo el nombre de Ucum, al pie del cerro La Bodeguita y frente al proyecto de un campo de golf, siempre de acuerdo a los particulares que hablaron sobre el tema.

La posición vecinal tuvo una respuesta del Estado a través de la Dirección de Fiscalía de Asuntos Ambientales, a cargo del doctor Amílcar Moyano, quien comprobó los fundamentos de la denuncia y promovió el pase del expediente a la Fiscalía de Estado, donde se generaron actuaciones bajo el número 1848-A-2012.

Un vocero de este organismo de control aseguró que "bajo ningún aspecto se ha abandonado el caso y se sigue investigando", a pesar de reconocer que el asunto "es complicado".

Antonieta Pasqualis (36, ingeniera industrial) contó que se radicó allí al heredar un terreno que perteneció a la desaparecida pileta Challaolandia, uno de cuyos dueños fue su abuelo, José Giménez.

"Hace algunos días toda mi familia (esposo y 2 hijas adolescentes) no pudo dormir por la música elevada de Cariló, el lugar que tenemos cerca del hogar. La Municipalidad sabe que Medio Ambiente hizo mediciones que superan los 62 decibeles promedio en un entorno de 37 decibeles".

"Es muy grave que los fines de semana, especialmente en el verano, descansar resulte casi imposible", se quejó el comerciante Ricardo D'Amico (64), que habita en la zona desde 1990.

Marta, una joven de 25 años, pidió además más control policial para "contener los desbordes de los asistentes a las fiestas, y evitar incidentes de tránsito a la salida, que a veces son graves".

La vereda opuesta
El empresario de la noche, Ricardo "Tito" Bustos (63) hace 23 años que está en la movida nocturna. Es el dueño de Cariló y fundador de locales ya desaparecidos, como Shi Riu y Sir Lancelot. "¿Ruido nosotros?, no lo veo así", dijo Bustos.

"Aplicamos mucha inversión en la insonorización del edificio (insonorizar un recinto supone aislarlo acústicamente del exterior); tratamos de evitar que el sonido que producimos salga al exterior".

Empero, no negó que puede haber excepciones cuando "un disc-jockey (también conocido como DJ) se extralimita un poco". Desde su punto de vista, los sitios de diversión nocturna se generaron antes que los barrios, y sirvieron para convertir a El Challao en "un sitio de convocatoria turística; antes todo era monte con pocas expresiones edilicias".

Tras afirmar que un establecimiento como el suyo genera alrededor de 200 puestos de empleo, se mostró proclive a participar de una reunión comunitaria, en la que todos los sectores dieran sus puntos de vista. "Siempre procuro acuerdos con los vecinos, yo necesito de ellos, y ellos me necesitan a mi, en especial por los guardias privados que tenemos y que de alguna manera protegen al resto", afirmó.

En el municipio norteño, el tema fue asumido por la secretaria de Hacienda, Patricia Di Cataldo. Afirmó al respecto que "los locales cumplen con las mitigaciones de ruido exigidos por la comuna y están todos habilitados. Es posible que haya extralimitaciones ocasionales, llevando columnas de sonido fuera de los recintos y  también se deba ampliar el control a las fiestas clandestinas".

Señaló que ella viviría en El Challao, "si tuviera que hacerlo", y negó connivencia con los empresarios. "En ocasiones hemos aplicado sanciones ante excesos, es un tema en el que hay que encontrar un punto de equilibrio".

Regulación de la actividad nocturna en Arístides

No es igual, pero admite comparaciones la situación producida en la céntrica Arístides Villanueva, donde el Concejo Deliberante de la Capital aprobó el año pasado una ordenanza que prohíbe el funcionamiento de boliches en esa vía.

La normativa 3.866/14 estableció además límites horarios para la música fuerte y en vivo.

La norma quedó vigente luego de la polémica que se desató por el reclamo de los vecinos de la Quinta Sección y el enojo de los empresarios que tienen locales en esa arteria. Se prohibió la actividad bailable y se limitó con horarios la música con volumen alto o en vivo. La ordenanza se aprobó casi por unanimidad (solo un edil se abstuvo).

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