“No se puede andar por la calle, quedamos todos varados. Cuando llueve, uno pierde todo acá. La greda se te mete por todos lados”, dice con angustia don Abel Giubergia. “La calle se convierte en canal y la corriente arrasa con todo. A mí me partió la casa en dos y allá abajo inunda escuela, centro de salud, barrios... todo”, señala Domingo Duarte. “Yo hice una defensa para proteger mi casa, pero he perdido animales y huerta”, agrega Javier Ramírez.
Son vecinos de la calle Delinoski que se saben privilegiados por convivir diariamente con el marco paradisíaco que les brinda el distrito El Cepillo, en San Carlos. Sin embargo, desde hace unos cinco años su entrañable paisaje de montaña se les volvió en contra. Dicen que desde que los dueños de un emprendimiento agrícola bloquearon el curso de un cauce seco metros arriba, al caer unas pocas gotas la Delinoski se convierte en un canal aluvional y, esta veintena de familias, en obligados sobrevivientes.
Por pedido de los vecinos y del municipio de San Carlos, la Dirección de Hidráulica realizó inspecciones para estudiar en detalle la situación y elaboró un dictamen, que consta en el expediente 425/14 del organismo. En el mismo responsabiliza a la firma Argent Bio de “haber construido un terraplén donde existía un colector natural aluvional” y reconducido sus afluentes hacia una arteria pública, transformándola en una calle canal.
Los lugareños recuerdan a esta propiedad como la Finca El Olmo, el nombre por el que se la conocía hasta que cambió de propietarios. Por entonces, el arroyo seco la atravesaba libremente y seguía su curso hacia el sureste para morir en el arroyo El Yaucha. “El mejor testimonio de que el cauce pasaba por ahí es esa hilera de álamos que creció a su vera”, marca don Abel.
En imágenes satelitales es fácil visualizar cómo el recorrido de este río seco es cortado -en un tramo cercano a los 600 metros- por este emprendimiento agrícola de capitales nacionales, que se dedica a elaborar productos orgánicos.
En vivo y en directo, el terreno muestra cómo las huellas de este río desaparecen al llegar a la finca y cómo la calle ha sido corroída por las fuertes corrientes. Incluso Vialidad provincial ha tenido que realizar, días atrás, trabajos para canalizar el agua por uno de sus costados.
“No puede ser que la plata que pagamos en impuestos se use para remediar las acciones irresponsables y egoístas de algunos”, se quejaron los campesinos. Según afirman, “hacia arriba, al pie de los cerros, hay fincas de entre 200 ó 300 hectáreas que han respetado este lecho y siembran a uno y otro lado del mismo”.
“De todos modos, una acequia no logrará frenar la furia y la velocidad con la que baja el agua”, reflexiona don Víctor, quien vive en una finca de la zona hace más de treinta años. Antes, con las curvas y remansos, el cauce demoraba unas seis horas en caer a El Yaucha. “Ahora llega en media hora”, señala.
El problema es que, a su paso, el agua produce incontables daños en cultivos y viviendas apostadas sobre las calles Delinoski y El Milagro, e incluso termina inundando los barrios que se encuentran al sureste: Renacer y Acción. Además, el que la zona se vuelva “una gran pileta” también genera serios accidentes. “La corriente hizo volcar un auto y unos motociclistas se cayeron y se los llevaba el agua”, narró Ramírez.
Acción oficial
“Nos preocupa mucho esta situación, por el número de familias afectadas”, apuntó Carlos Arriagada, director de Ambiente de San Carlos. El funcionario ha mantenido distintas reuniones con la gente de la zona y fue quien solicitó la intervención de los organismos provinciales.
Marcelo Toledo, titular de Hidráulica, dijo a Los Andes que su cartera ha notificado a la empresa -el 29 de mayo de este año- para comunicarle sobre la necesidad de que retire el terraplén que obstruye este colector natural. “El aviso formal está hecho, aunque desde la firma dicen no haber sido notificados. Seguiremos con todas las notas y pasos administrativos correspondientes, para cumplir con el proceso legal y tener las herramientas adecuadas para actuar”, expuso Toledo.
El funcionario explicó que también pidió el 13 de agosto pasado la intervención de Vialidad provincial en este caso, puesto que la medida adoptada por Argent Bio afecta una calle pública. “La idea es seguir trabajando en el expediente y armar luego una resolución conjunta con la DPV”, agregó.
Aunque se realizaron distintos intentos, Los Andes no logró comunicarse con ningún propietario de la empresa cuestionada.
Una problemática que se repite en el Valle
El problema está latente. Desde hace unos años, cada vez que se registran lluvias, la región del Valle de Uco se convierte en noticia por las graves inundaciones que afectan a distintos poblados. La causa no es otra que el avance de la agricultura sin ordenamiento sobre el pedemonte y el poco respeto de los propietarios por el dibujo original de los cauces aluvionales.
La misma situación se repite en los tres departamentos valletanos. Vecinos de Villa Bastías en Tupungato, de Cápiz o del centro de Eugenio Bustos en San Carlos o de la calle La Argentina en Tunuyán, son algunos de los que vienen sufriendo estas inundaciones y que ya han merecido publicaciones en este medio por sus infortunios.
Incluso, los municipios estudian o ya han tenido que encarar grandes inversiones en obras de canalización, para evitar que barrios y centros urbanos enteros terminen bajo el agua. Es lo que sucedió, hace dos años, con un acueducto que fue prioridad en Vista Flores.
Las preguntas que surgen ante este fenómeno creciente son muchas. ¿Es que no hay formas legales de evitar estos desastres antes de que ocurran? ¿Es que Catastro o el organismo correspondiente no puede advertir a los inversores que adquieren tierras en el pedemonte que deben mantener los lechos originales? ¿Es que legalmente no se le puede exigir un informe de impacto ambiental a un emprendimiento agrícola?
¿Sólo queda esperar a que se produzcan aluviones para actuar en la remediación? ¿Por qué los lugareños deben ser víctimas dolientes y resignadas de estas catástrofes y por qué, encima, deben sostener con sus impuestos la reparación de los desastres ocasionados por la falta de ordenamiento y previsión estatal? Mientras estas preguntas quedan dando vueltas, todavía la Provincia sigue demorando la aprobación y aplicación de la Ley de Ordenamiento Territorial.