El Central y los trasplantes renales

La decisión política de reactivar el área de trasplantes renales en el Hospital Central, es una noticia que merece ser valorada. Estamos frente a un efector público compitiendo de igual a igual con el sector privado.

El Central y los trasplantes renales

El alto grado de dedicación humana y de excelencia tendientes a mejorar la calidad de vida de personas con delicados problemas de salud, estuvieron presentes hace unos días cuando el Hospital Central realizó su décimo trasplante renal, desde la reactivación del servicio, a mediados de 2013.

La historia nos traslada a 1976 cuando el nosocomio realizó el primer trasplante renal del interior del país, dejando una marca importante a nivel nacional en cuanto a técnicas quirúrgicas y preparación de recurso humano.

El Hospital Central se adhiere e impulsa, junto al Incaimen, la estrategia de hospital donante. Esto permitió que en 2009, 2010 y 2011 la organización se convirtiera en el nosocomio que más procuraciones de órganos realizara en todo el país. Como observamos, el Central nunca ha dejado de ocuparse de la alta complejidad, donde los trasplantes renales son una pieza importante.

En 2006, viendo la necesidad de contar con salas de recuperación cardiovascular y de pos-trasplantes, se inaugura el Servicio de Recuperación Cardiovascular “Misión Clarence Crafoord”, en homenaje a la misión sueca que habilitara en 1965 el servicio mixto de cirugías cardiovasculares. En 2009, y luego de conseguir la rehabilitación por parte del Incucai, el Gobierno provincial hizo una inversión cercana a los 2 millones de pesos para equipar la sala pos-trasplante. Desde 1976 hasta la actualidad se han realizado un total de 183 trasplantes renales convirtiendo a la institución y a su equipo profesional, en referentes a nivel nacional.

El beneficiado, en esta ocasión, fue un joven de 28 años de Lavalle, quien desde los 16 se sometía a diálisis y sufría muchas limitaciones en su vida diaria.

El trasplante de riñón no es producto de una gestión individual sino del esfuerzo mancomunado de muchas personas de dentro y fuera de la institución hospitalaria. Representa una práctica de alta complejidad y especificidad en una institución pública que permite la accesibilidad a esta opción terapéutica a los enfermos de escasos recursos o sin cobertura social.

El Central fue pionero en la realización de trasplantes renales en la región cuyana. Gran parte de los nefrólogos mendocinos se formaron allí, lo que ha importado una doble responsabilidad con la sociedad y la salud pública. Además, el trasplante como práctica de alta complejidad requiere de varios servicios especializados (cirugía cardiovascular, urología, nefrología, enfermería especializada y personal de quirófano). Es una labor en equipo. Todo esto posibilita una mejor calidad de vida y de extensión de la existencia de los pacientes renales crónicos.

Lo que más se necesita ahora es establecer y consolidar el programa para darle solidez y continuidad con políticas de Estado, y considerarlo una necesidad y no una práctica ocasional o de lujo.

El Central cuenta con instalaciones e instrumental necesarios para actuar en este campo, y por eso se debe trabajar en la capacitación continua de sus profesionales y en el mantenimiento adecuado del equipamiento.

Por otra parte, todos, el público, las autoridades y los dependientes de la organización médica, deben hacer esfuerzos para proteger esta institución de trascendencia, uno de los grandes establecimientos sanitarios a nivel nacional.

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