Federico Sturzenegger y las cuestiones monetarias ocupan el centro de la política económica de estos días. Después del impacto de la suba de la tasa de las letras a 26,25% anual, el titular del Banco Central se ubicó en el centro del ring de las discusiones sobre la marcha de la baja de la inflación, el nivel de actividad económica y la intención de subir las reservas de divisas del Banco Central.
Sturzenegger suele ser categórico y fue rotundo: el Gobierno está convencido de que la baja de la inflación es el mejor camino para reactivar la economía.
Puso de ejemplo los casos de Perú, Chile e Israel y remató el concepto sostenido que del análisis de 84 países que lograron bajar la inflación del 30% al 20% en un año, hubo 76 países que lograron crecer.
El presidente del Central mencionó que el "debate más candente" es el que gira entre la suba de la tasa de interés y la mejora del consumo y la actividad.
Para Sturzenegger, la economía creció 0,7% en el primer trimestre de este año, a pesar de que la inflación trepó 6,3%, por encima de la pauta oficial que prevé 17% para todo el año, lo que lo obligará a un gran esfuerzo.
Inflación
Entiende que la inflación bajará pronunciadamente en la segunda parte del año y que eso compensará el efecto inflacionario de la suba de las tarifas.
También sostuvo que las tasas del 26,25% de las letras del Central "no existen" porque cuando baje la inflación las tasas ya no serán ésas sino, obviamente, más bajas.
Sin decirlo, quedó en claro que el Gobierno insistirá con las tasas altas hasta que la inflación ceda y se ubique en el 1% mensual (probablemente hacia julio) y que ese objetivo le ganó la carrera al de reactivar el consumo con miras a la elección de octubre.
En otras palabras, el presidente Mauricio Macri apostó a la gestión monetaria de Sturzenegger por encima de lo que podría suponer la estrategia de que los aumentos salariales surgidos de las paritarias superen a la inflación y al dólar favoreciendo mejoras del consumo.
El dólar
Parte del costo de esa estrategia es la posible ganancia de 2% mensual en dólares que deja la política de colocar letras en pesos a tasas del 24% anual frente a un tipo de cambio aquietado.
Con esa alternativa financiera, y el encarecimiento del costo del crédito que conlleva, es difícil pensar en un aliciente a la actividad económica.
Tal es el rol que juegan las letras del Banco Central, que el vencimiento del martes fue por el equivalente al 40% de la base monetaria (circulante y depósitos a la vista) y una variación hacia arriba o hacia abajo de la tasa es un indicador de alto impacto, en este caso en el intento de mantener a raya a los precios.
Sturzenegger se explayó sobre "los beneficios de bajar la inflación" y también acerca de las experiencias de muchos países que por esa vía lograron crecer, al mantener por mucho tiempo una política como la que él impulsa.
El tema tiempo no es menor en la estrategia oficial y, por tanto, más allá de los deseos del titular del Banco Central, la baja inflacionaria debería ser acelerada para que rinda frutos en términos políticos y electorales.
Mientras tanto, el anuncio de que el Banco Central aumentará las compras de divisas para llevar las reservas del Central del equivalente al 10% del producto bruto al 15% fue la forma de hablar del dólar.
Es más, fue la forma de poner una pizca de incertidumbre sobre este punto: de dónde podría provenir la demanda de dólares que equilibre un poco un mercado cambiario dominado por la oferta.
Sturzenegger no habló sobre los tiempos en que piensa poner en marcha la política de incremento de las reservas, pero sí es la primera vez que habla de la posibilidad de subir en 50% el nivel de reservas .
El dólar de $ 15,20, un precio inferior al de un año atrás, es motivo de preocupación desde el comienzo del año.
Entre la colocación de bonos de la Nación, las provincias, las empresas privadas, el blanqueo y los ingresos por las exportaciones , la oferta de divisas fue muy importante.
La estrategia oficial de cubrir el déficit fiscal con endeudamiento externo generó una oferta fluida de divisas y la baja del dólar.
Si bien Sturzenegger busca minimizar el impacto que sobre la actividad económica tiene la vigencia de tasas altas en pesos con dólar atrasado, las consecuencias se podrían sentir a corto plazo.
Dólar quieto y rendimientos altos por colocaciones en pesos mantienen de buen ánimo al sector financiero y puede dar frutos antiinflacionarios.
La nueva vuelta de tuerca en la lucha contra la inflación tiene como protagonista excluyente al Banco Central, consolidando, también, la idea de que Federico Sturzenegger es un primus inter pares en el gabinete económico. Y que mientras el ministro Luis Caputo consigue los dólares con los que Nicolás Dujovne tapa agujeros en Hacienda, el corsé monetario hace el trabajo de contención final de la inflación.
El objetivo de bajar la inflación al 1% mensual en julio agosto y setiembre ha pasado a ser la clave económica y política oficial.