"Siempre le gustó al club más la plata que los chicos", expresó Pity Martínez en su estado de Istagram, minutos después que la FIFA fallara a favor del CEC en el reclamo del mecanismo de solidaridad por los derechos formativos de Martínez. Estas once palabras reventaron en el corazón de Guillermo Pereyra, presidente del Club CEC y de Darío Gianformaggio, padre de la criatura (fútbol del CEC) allá por el año 2003.
Tras varias horas de furia total, el CEC, como institución, emitió un comunicado y manifestó:
Una mentira total que causa asombro y enojo. Palabras sin contenido de alguien que no tiene en cuenta los esfuerzos y los gastos de un Club de fútbol como el nuestro, cuya función social fue reconocida siempre por la comunidad mendocina.
Alguien que se olvida de los profesores y de todo el cuerpo técnico que componen el equipo en su conjunto, formadores durante años de tantas categorías de infantiles e inferiores que adquirieron habilidades, destrezas y valores en las canchas del camping de forma gratuita. Para sostener una escuela de fútbol hay que invertir, aún en tiempos de crisis como el actual.
Se olvida que los campeonatos ganados por el Club Empleados de Comercio de Mendoza permitieron que clubes de importancia nacional pusieran los ojos sobra las divisiones inferiores el equipo de primera. Algunos de sus integrantes militan en prestigiosos equipos nacionales. Y ellos si son agradecidos con la historia y el aporte que realizamos.
Estamos más que tranquilos, miles de padres mendocinos conocen lo que hacemos desde el 2003.
No entendemos la virulencia y las expresiones de rencor, no propias de un auténtico deportista, ante el fallo favorable de la FIFA que reconoce la legalidad de nuestro reclamo sobre los derechos federativos del jugador Gonzalo Martínez. Ignora que esta es una práctica institucionalizada y común en el ámbito de fútbol.
Se debería entender que si la FIFA llega a tal resolución sobre el pago no es por influencia extraordinaria del Club Empleados de Comercio ante el organismo Internacional, sino un derecho que cualquier club del mundo tiene por la preparación y formación de cada integrante de las inferiores.
Lamentamos las desafortunadas declaraciones sobre la situación de su partida de la Institución, la no veracidad de sus dichos quedó ratificada por el mismo jugador quien borró sus publicaciones.
Su postura atenta contra la confianza y la credibilidad de nuestros niños que, como él lo hizo en su oportunidad, buscan desarrollarse en este espacio de crecimiento deportivo, personal y colectivo.
Tener mala memoria es un signo de ingratitud ante la tarea institucional de contención y responsabilidad social que implica apostar por el deporte.
En los últimos años, el CEC se convirtió en uno de los semilleros de fútbol más importantes de la provincia. Clubes como Godoy Cruz, Independiente, Gimnasia y Maipú, se nutren de sus "joyitas" para formar sus planteles que compiten en torneos de categorías superiores.
La relación entre Pity Martínez y el CEC, su cuna futbolística, se rompió. Se trizó. Ojalá pase un tiempo y las partes se vuelvan a encontrar. No por una cuestion de dolares, sino por cada uno de los niños que viste la camiseta del CEC y sueñan con convertirse en jugadores profesionales.
