José Luis Chilavert y Faustino Asprilla tuvieron un fuerte encontronazo el 2 de abril de 1997, cuando se enfrentaron Paraguay y Colombia, en Asunción, por las eliminatorias para el Mundial de Francia 1998. El Tino le entró fuerte a Chila, el árbitro expulsó a ambos y se armó: el 1 fue hasta el banco visitante y le metió un cortito al Tino y todo terminó en bochorno... Pero ese ¡fue el comienzo de una noche que pudo haber terminado en tragedia!
Cuando el delantero colombiano llegó al hotel donde se concentraba con su selección, recibió un llamado de un narcotraficante que lo citó en un bar para pedirle ¡permiso para asesinar a Chilavert! Y así lo relató el propio Asprilla en una entrevista con Telepacífico.
"Estoy en el hotel. Me entró una llamada y alguien me dice: 'Soy Julio Fierro; puedes llegar acá a mi hotel, estamos caletos'. Llegué y ese hombre estaba como con 10 personas más, todos borrachos. Y no andaban con hembras colombianas, andaban con pura hembras paraguayas. Y yo llego con Aristizábal. '¿Qué más, cómo están, no están aburridos?'. Habíamos perdido el partido y ya... Es que 'necesitamos que den autorización porque estos dos hombres se van a quedar aquí en Paraguay, Asunción, porque quieren ir a matar a ese gordo Chilavert'", arrancó el ex delantero, quien fue el que le terminó salvando la vida al arquero paraguayo de las armas de Fierro, un narco colombiano que fue uno de los lugartenientes de Pablo Escobar.
"¿¡Cómo así!? ¿¡Ustedes están locos!? Van a acabar con el fútbol colombiano, eso no puede ser, no no no. En el fútbol, lo que pasó en la cancha, queda en la cancha. Chilavert me metió el puño, alegamos, nos expulsaron y ya terminamos. Y esos sicarios ahí 'no patrón, denos la orden que ese gordo...' y tenían unas pistolísimas, y 'yo que no no...'", contó el Tino.