Una derrota deportiva, una experiencia enriquecedora
Por Oscar Miguele
Los seres excesivamente pasionales cometemos muchos errores. Solemos hablar y decir cosas fuera de tiempo; criticar despiadadamente y no solo eso, sino además juzgar siempre subidos a no sé qué púlpito, creyéndonos que podemos dar clases de lo que sea. Al momento de ver o jugar al fútbol somos pasionales, no podemos eludir esa característica tan propia como el asado o el mate.
No conformes con lo anterior, también senténcianos sin el más mínimo reparo. Y lo que es peor aún, a veces, no siempre pedimos perdón por los efectos destructivos de nuestras acciones. Ahí cae Lionel; Pipita y hasta Mascherano que cuando estamos equilibrados es intocable. Les caemos con la despiadada dureza con la que los transformamos en héroe y en villanos con diferencia de centésimas de segundos.
Por reconocerme dentro de uno de esos incómodos personajes, deje que pase un poquito el tiempo. Solo un poquito, ya que volviendo a lo de pasional, obviamente incluyo al ansioso. Faceta en la que también me reconozco. A casi un día completo me permito compartir estas líneas con ustedes.
Pero vamos a lo que nos interesa: Nueva derrota de la Selección, caída ante un nuevo poderoso de América que se suma a la galería de notables como el multicampeon Brasil, que pese a recientes tropezones, en breve volverá a ganar torneos; el legendario y de vez en cuando protagonista Uruguay con su orgullo bien en alto; el alegre y discontinuo Colombia que solo ganó la Copa América de local y sin nosotros en 2001; el opaco Paraguay que en el balompié mundial todavía no pudo obtener lauros importantes. Si señor le hablo del vecino de al lado: Chile que por segunda vez en dos años es Campeón de América y bien merecido lo tiene. Felicitaciones para ellos entonces.
Chile venció sus complejos, se demostró a si mismo que podía y vaya si pudo. Ahora deberá dar continuidad a su identidad y cuando llegue el momento recambiar sus piezas, ya que lo Vidal; Sánchez; Aranguiz; Bravo y compañía no será eternos. Ya pasó la prueba de cambio de entrenador, y lo construido por Sampaoli resultó positivamente capitalizado por Juanchi Pizzi.
Pero hablemos de nosotros, de nuestras particularidades y de nuestros flagelos sin sentido. De los autocastigos a los que nos sometemos cada vez que la pelotita no entra y si se mete en nuestro arco, contrastando con la transferencia que sentimos ante un logro que nos convierte en los súper sabios del planeta.
Podemos tomar varios caminos para leer lo sucedido: uno podría ser que tuvimos mala suerte, que Higuain estuvo mano a mano y no supo (como si nosotros con 20 kilos demás la tuviésemos clarísima) por eso erro el gol solito. Decir quizás que Leo Messi es un jugador inexpresivo que no canta el himno y vaya a saber cuántas sandeces al tono sin tener en cuenta que le dio muchísimo a nuestra divisa. Como podemos ver, hay para todos los gustos al momento de opinar y dar rienda suelta a la mencionada pasión.
Al principio hablaba de tomar distancia y utilizar al tiempo como aliado para tratar de construir una lectura sana que aporte y no hacer cual niño mal humorado en pegar un portazo acompañado de unos buenos insultos acordes a la ocasión e irnos y abandonar la escena.
Esta generación, que quede bien claro, nos puso en tres finales. Si ya se, perdimos siete en los recientes 26 años, eso lo tenemos más que aprendido.
Ahora bien, me atrevo a preguntarme ¿qué sentirá un Holandés al saberse derrotado en las finales del 74 ante Alemania y 78 ante nosotros. Como si eso fuese poco volver a caer en el 2010 ante España? ¿Qué le pasará por la cabeza a un simpatizante de América de Cali ya que su escuadra cayo en las finales de Copa Libertadores ante Argentinos junior en el 85: River en el 86; Peñarol de Montevideo en el 87 y como si eso fuese porque volver a caer ente River en 2006? Tenemos de donde tomarnos para defender la alegría y el orgullo deportivo, o nos olvidamos de los dos campeonatos mundiales ganados, los tres subcampeonatos y las Copas América que obtuvimos y que solo en este rublo Uruguay nos aventaja por solo una.
Las comparaciones siempre son odiosas y estériles. Pero cuando suceden este tipo de sacudones y vaya si en Mendoza sabemos de este tema, aparecen las salidas que nos ayudan o nos hunden. Evidentemente la vida sigue y la alegría nos hubiese durado casi lo mismo que esta pena que molesta y duele.
“El fútbol es lo más importante dentro de las cosas menos importantes de la vida” dijo con gran acierto Arrigo Sacchi, ex entrenador de Italia. Cuánta razón tiene.
Hoy volvimos a la oficina; a la escuela; a la fábrica o tal vez comenzamos a diagramar las vacaciones de invierno. Otros con el mismo pesar por la mala fortuna de los penales a cuestas buscarán un mejor trabajo y así seguirá su historia.
No somos de otra cosa que no sea pasión. Nos afecta el resultado en contra y nos potencia un triunfo aunque sea inmerecido. Fuimos, somos y seguiremos así. El secreto es saber convivir y aceptar lo que somos.
¿Será un adiós o un hasta luego?
Por Rodo Barrera
El día menos pensado llegó, el día en que no se le pasaba por la cabeza a ningún amante del fútbol que podía pegar el portazo finalmente llegó.
Tras perder la final de la Copa América Centenario en el estadio Met Life por penales y ante Chile, como en 2015 y ante el mismo rival, el capitán de la Selección decidió tomar la decisión de ponerle punto final a su ciclo en la Selección. Como afirmó tras la derrota: "Se terminó la Selección para mí". Quizás la despedida más triste para mí desde la separación de Los Piojos en 2009 en el estadio de River Plate.
Podrían hacerse miles de análisis pero la cuestión es que el fútbol en su mayor esplendor no se va a poder disfrutar más. Es que tras ver frustrada una y otra vez la chance de poder levantar una Copa con su seleccionado nacional y al romper en llanto una vez más como pasó en Brasil 2014 o Chile 2015, decidió hacerle un bien a la Selección y alejarse. Así como Maradona en Italia ’90 en una definición por penales, él también falló el suyo. Sí gente, él también es un ser humano y puede fallar.
Habrá que buscar una explicación para entender el por qué ésta generación de jugadores no ha podido salir campeón (exceptuando el Oro en Pekín 2008).
¿Será acaso una explicación sobrenatural? De que hace 23 años que Argentina no puede ganar un título a nivel internacional, en la que el Seleccionado que dirigía Alfio Basile festejó por última vez un trofeo. Mucha gente de mi edad, de aproximadamente 22 años y hasta los 25 ha visto salir campeón a su club que a la Albiceleste.
En la década del 2000 fue la época de Boca en la cual el Xeneize obtuvo cuatro Copas Libertadores y dos Copas Intercontinentales. Y en los últimos años fue el turno de los hinchas de San Lorenzo ganando la Libertadores de 2014 y de River que volvió al plano internacional luego de 17 años.
Pero ojo que esto sólo pasa en el deporte más lindo del mundo quizás. Es que un 27 de junio pero de 2015, la Selección Argentina de Hockey Sobre Patines se consagraba campeona del mundo por quinta vez consecutiva. Sí, pentacampeón, tras derrotar nada más ni nada menos que al multicampeón España, cuna del mejor hockey y ningún medio transmitió el heroico triunfo del Seleccionado Nacional con un mendocino entre sus filas. O el caso de Las Leonas quienes nuevamente se consagraron campeonas del Champions Trophy pero sin embargo seguimos mirando ciegamente un deporte que no nos ha dado ninguna alegría desde hace 23 años.
Todas estas frustraciones de alguna manera tendrán sus razones. El por qué teniendo al mejor jugador del mundo y goleador histórico de la Selección Argentina con 55 goles no pueda sumar un título más a sus vitrinas pero a nivel selección.
Y así como Diego Maradona logró la gloria máxima consiguiendo el Mundial de México 1986 hay que tener en cuenta que tuvo lo que el #10 actual no: jugadores como Burruchaga y Valdano que hicieron sus respectivos goles para llevar a la Argentina al escalón más alto del mundo. Y así como Diego tuvo esa compañía, el máximo goleador nuevamente se sintió solo, desolado y abandonado por sus compañeros de ataque en una final. Su frustración de mirar hacia los costados, buscar un socio y sólo observar que hay miles de camisetas rivales que le van a morder los talones para quitarle su más preciado tesoro.
Pero a esta altura y tras haber quedado en la puerta de la gloria, otra vez, el decidió dar un paso al costado y darles el gusto a sus detractores que prefieren perder finales y fracasar antes que ver la bandera de su país en lo más alto del podio. O quizás no sea el momento de esta generación de ganar un título y que la sequía de los 23 años sin victorias se extienda por unos años más y la gloria llegue en Rusia 2018. Todo esto debe arrancar desde abajo, con un recambio de jugadores hasta la cabeza más importante y continuar con un proyecto. Pero por favor, no nos dejes en este momento, que pronto se termine esta pesadilla.