El campo minado - Por Claudio Barros

En el espacio virtual, ¿cómo determinamos qué es realmente una perturbación en estos tiempos de fácil ofensa?

El campo minado - Por Claudio Barros
El campo minado - Por Claudio Barros

"¡Por fin encontré un meme que no ofende a nadie!", decía una publicación que apareció en mi perfil de Facebook hace poco y la acompañaba una imagen en blanco. La broma -que creo era la intención del posteo- tenía más revelación que gracia porque ilustraba muy bien los ánimos en las redes sociales.

Una gran masa de usuarios ya no sólo se ve identificada sino que constantemente se siente ofendida por muchos posteos, y lo expresa abiertamente.

Hay quienes lo hacen con mucha razón -como es el caso de las mujeres que no se callan ante los mensajes machistas y dan el mejor ejemplo de lucha-, pero hay otros que se alteran por casi nada y buscan sacar ganancia de cualquier provocación.

Esa intensidad tiene como consecuencia que se haya planteado la necesidad de regular con la intención de vigilar y castigar las conductas virtuales ofensivas.

De hecho, Mendoza ha iniciado el proceso de renovar su Código de Faltas y la modernización de sus artículos alcanza ahora a las redes sociales. Así, el artículo 55, destinado a actos turbatorios y desórdenes, entre otros, detalla que se sancionará la utilización de "las redes sociales para incitar a otras personas a provocar escándalos o tumultos, en lugares públicos o abiertos al público" y también en el caso de "causar molestias o perturbaciones a alguien, en lugar público o abierto al público, o por medio de algún sistema de transmisión sonora y/o de imagen, telefonía o redes sociales u otros dispositivos tecnológicos".

Claro, identificar los mensajes de odio, ya sea en las redes o en la calle, es relativamente fácil. Sin embargo, hay otras faltas donde las cosas no están muy claras. El artículo 81 del Código actual estaba destinado a sancionar las ofensas contra el honor y en la modificación presentada por el Gobierno de Mendoza se agrega el artículo 82, que apunta a las conductas "con tintes discriminatorios o disgregatorios". Allí entran las sanciones, por ejemplo, al acoso callejero y algunos detalles de la norma generan curiosidad. Ante la consulta sobre cómo se determina el acoso verbal para considerarlo una falta, el ministro de Seguridad Gianni Venier -quien trabajó en la redacción del texto- explicó que evaluar qué es ofensivo y qué es invasión al espacio emocional es algo que lo determinará subjetivamente la víctima.

Viene bien que se considere al espacio virtual como un lugar donde se agitan tantas -o más- provocaciones que en el mundo físico, pero el gran dilema en ambos casos es, ¿cómo determinamos qué es realmente una perturbación en estos tiempos de fácil ofensa?

Motivos para ofenderse hay, y muchos, sobre todo en el contexto político, económico y social actual. Sin embargo, si le damos la misma magnitud a todos los reclamos que queremos expresar se terminarán hundiendo en el mar de quejas que es actualmente cualquier red social. En otras palabras, si consideramos que todo es importante, nada lo terminará siendo.

Incluso la extrema sensibilidad de los usuarios en las redes termina jugando en contra del sentido común. La violencia de las quejas suele ser tan nociva como los mensajes que las provocaron, y ya casi nadie modera sus insultos.

En una entrevista reciente, el reconocido conductor televisivo David Letterman, que ahora tiene un nuevo programa en Netflix, le preguntaba a la comediante, escritora y productora Tina Fey si volvería a trabajar en el popular programa Saturday Night Live, reconocido por su humor político y sus chistes sobre cultura pop. Ella respondía: "Me alegra no ser parte ahora. Es un momento difícil para trabajar allí porque el nivel de indignación de la gente es muy alto. Hablar con cualquier persona en cualquier lugar en 2018 es como atravesar un campo minado".

Esa imagen -gráfica y contundente- describe cómo nos sentimos cuando queremos publicar algo en Twitter o Facebook. De hecho, termino esta columna pensando que seguramente alguien se sentirá ofendido y me lo hará saber en algún mensaje.

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