La NBA por segunda temporada consecutiva volverá a tener una misma definición en la búsqueda de los anillos.
Golden State Warriors, el campeón defensor, venció a Oklahoma City Thunder 96 a 88 y se coronó ganador de la Conferencia Oeste y con ventaja de campo deberá enfrentarse a Cleveland Cavaliers a partir de mañana. De más está decir que Golden State y Oklahoma City protagonizaron una serie que quedará viva en el recuerdo por algún tiempo.
Por un lado Golden State demostró tener el carácter suficiente para dar vuelta una serie que literalmente estaba perdida en el resultado como en el juego. Expuso alma de campeón.
Por el otro estuvo Oklahoma City, quien jugó por encima de sus posibilidades, dejó en claro que Golden State no es indestructible y que pudo tener otra suerte si no dejaba escapar el sexto juego de la manera en que lo hizo. De hecho en el balance de los siete partidos realizó un mejor playoff que Golden State en el sentido que exhibió aspectos que no se le conocían y en gran parte impuso condiciones.
Pero la historia, como siempre sucede, la escriben los vencedores y lo real que no lo fue. Se las ingenió para controlar todo, o casi todo, pero no pudo contra la rebeldía del campeón. En el encuentro definitorio Oklahoma City volvió a mostrar lo suyo.
De movida repartió su goleo y explotó los bajos porcentajes de Golden State para tomar una diferencia de trece cuando promediaba el segundo cuarto (22-35 máxima).
Sin embargo, el local reaccionó su arma característica -los triples- y defensa mediante rápido se colocó en partido (33-37) y a partir de ahí dominó el juego. Stephen Curry aportó 36 puntos (13/24) -7/12 triples-, 5 rebotes y 8 asistencias en 40:24 minutos. Su socio, Klay Thompson, sumó 21 (7/19). En Oklahoma City sobresalió el esfuerzo de Kevin Durant (27+7)//.