En medio de una fuerte campaña en contra de la violencia de género la diputada del Frente Renovador, Mirta Tundis, contó el calvario de matrato y golpes que sufrió hace más de 30 años y se sumó a la movilización #NiUnaMenos convocada para el 3 de junio (En Mendoza la concentración será a las 17 en San Martín y Garibaldi).
"Estoy plenamente comprometida con esta causa. Sé lo difícil que es para las víctimas de violencia de género escapar a la lógica perversa que esconde esta epidemia social. Quienes la hemos sufrido en carne propia, sabemos que para frenar la violencia doméstica es necesario que las familias, el Estado y cada una de nosotras digamos Basta", escribió la legisladora hace una semana en su página de Facebook.
“El 3 de junio voy a marchar junto a las mujeres porque soy una sobreviviente de la violencia de género”, agregó unos días después en la misma red.
"Soy una sobreviviente de la violencia de género"
"Mi primera violencia fue embarazada de 7 meses de mi hijo", contó ayer en el programa de Diego Leuco "Volviendo a Casa", de Radio Mitre.
La periodista dijo que se casó en el año 1974 y que el padre de sus dos hijos la golpeó durante muchos años.
"Tuve un traumatismo de mandíbula, él era boxeador y tenía la mano pesada", relató.
"Yo estaba agarrada de mis hijos y él me quemaba con un cigarrillo y hasta llegó a jugar a la ruleta rusa conmigo", dijo.
Tuve un traumatismo de mandíbula, él era boxeador y tenía la mano pesada.
Tundis, que en las últimas PASO de la Ciudad fue compañera del fórmula de Guillermo Nielsen por Frente Renovador, contó que en esa época sentía que no tenía a quien reclamar y que se le cerraban las puertas ya que en la policía no le hacían caso a su situación.
Además, remarcó que muchas personas todavía piensan "qué hiciste para que te peguen", haciendo referencia a la pregunta de Mirtha Legrand a Laura Miller.
Ahora la diputada se considera una sobreviviente. "Yo a las mujeres les digo ´se puede´", aseveró.
"Salí adelante, no siento rencor, pude cerrar una etapa con mucha terapia
y pude sacar a mis hijos adelante", agregó.
"Yo toqué fondo, estuve en una ciénaga y pude salir", cerró.
Yo toqué fondo, estuve en una ciénaga y pude salir.
El comunicado
En los últimos tiempos se multiplicaron en el país los casos de femicidio y de violencia contra las mujeres. Las iniciativas de concientización que surgen de la sociedad civil, como la loable campaña #NiUnaMenos, dejan expuesto este drama colectivo que se manifiesta en diversos formatos: violencia física, psicológica, verbal, sexual, económica, laboral e institucional, entre otras.
En lo personal, me siento fuertemente comprometida con esta lucha porque soy una sobreviviente de la violencia de género. Sufrí en carne propia el dolor y la soledad que atraviesan las mujeres golpeadas. Con el tiempo, gracias a Dios, logré juntar fuerzas y decir basta. No fue fácil y no siempre me sentí acompañada. Por ello, hoy quiero ayudar a aquellas mujeres que están atravesando lo mismo y sienten que no pueden salir de ese horrible laberinto.
Desde 2009, rige en el territorio nacional la Ley 26.485 de "Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales".
Pero está claro que, además de la norma legislativa, es necesario que el Estado y la sociedad toda redoblen sus esfuerzos de prevención, protección, concientización y sanción contra estas nefastas conductas.
Miles de mujeres, madres, hijas, abuelas y hermanas se encuentran hoy sometidas a maltratos y situaciones degradantes en sus hogares, en sus trabajos y en la calle, frente a la mirada impávida de la clase dirigente -y en ocasiones de sus propios familiares-, que se niegan a actuar ante la violación de su integridad y seguridad personal.
Para colmo, la mínima o muchas veces nula acción de las autoridades de aplicación, que ignoran sistemáticamente sus responsabilidades concretas, agrava la dimensión de este flagelo letal. Resulta crucial entonces que los funcionarios pasen de la mera declaración de deseos a la acción decidida y frontal.
En verdad, para que la Ley 26.485 deje de ser letra muerta, como terminan siendo las víctimas de los casos más extremos, todos los Argentinos –mujeres y hombres- debemos sumarnos a esta cruzada en favor de la madurez social, el respeto entre géneros y el estado de derecho. Por ello, el próximo 3 de junio voy a marchar no como diputada, sino como mujer, como ciudadana y como sobreviviente.