El brete de la crisis acerca ideas y genera conflictos

Las propuestas de los equipos técnicos de los candidatos son cada vez más parecidas. Con palabras distintas y muletillas partidarias, parece que sienten el pánico por la cercanía del poder.

El brete de la crisis acerca ideas y genera conflictos

Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes

La situación argentina actual dista mucho de parecerse a las crisis anteriores por las que atravesó nuestra economía. No hay un problema de hiperinflación, como en 1989, ni un conflicto de deuda externa, como en 2001.

Lo que tenemos ahora es una situación de escasez de reservas, atraso cambiario, inflación y una madeja de distorsiones. Cada una en sí misma se puede abordar sin problemas, pero todas juntas hacen mucho ruido, dan una imagen de desorden y falta de claridad y exigen manos firmes pero delicadas como para una cirugía de precisión.

A medida que se acerca la recta final, el Gobierno hace todo lo posible por llegar de cualquier manera a las elecciones, primero, y luego a la entrega del poder el 10 de diciembre próximo.

Pero como no cambia nada de sus políticas, se va consumiendo los pocos recursos que le quedan. El vicepresidente de la agencia Moody`s dijo que “el gobierno llegará justo con las reservas a entregar el poder y dejará un problema de magnitud a quien lo suceda”.

El problema de la restricción cambiaria es el más serio que deberá enfrentar el próximo gobierno porque, además de recibir no más de 4.000 millones de dólares, encontrarán que hay una deuda de 9.000 millones con importadores a los cuales el BCRA les autorizó las compras pero no les dio las divisas.

En ese caso, antes de resolver el método de corrección del tipo de cambio, deben solucionar el problema más grave, que es el de la inflación y el déficit fiscal, elementos ambos que van de la mano de los subsidios a las tarifas de los servicios públicos.

En paralelo, deben afrontar el problema del financiamiento, para lo cual es inevitable abordar el tema de los holdouts, el fallo del juez Griesa y terminar con las consecuencias del default.

Con el tema cambiario y todas estas restricciones, todos los candidatos con chances empiezan a afinar el discurso y comienzan a aparecer coincidencias que antes eran inesperadas. El economista Eduardo Levy Yetati dijo que “si no hubiera inflación, una devaluación sería bienvenida”, al reconocer que el atraso cambiario complica el balance de divisas y la competitividad de las exportaciones.

Pero el economista Hernán Lacunza, de los equipos de Macri, reconoció que “con el estado actual de las variables no hay espacio para políticas de shock”, descartando la posibilidad de una devaluación o levantamiento inmediato del cepo cambiario

Economistas ligados al candidato de Cambiemos, como Alfonso Prat Gay, reconocen la necesidad de negociar con los holdouts pero, además, entiende que se puede avanzar con los subsidios ya que, afirma, “el 70% los utiliza la clase alta o media alta y a ellos no falta hacerles ningún ajuste gradual”.

En el equipo de Sergio Massa, encabezado por el ex ministro Roberto Lavagna, evitan pronunciamientos por miedo a ser atacados, pero en silencio reconocen que hay que tomarse entre 90 y 120 días para afrontar medidas contra la inflación, resolver el problema del tipo de cambio real y el cepo.

Las voces oficialistas
Donde más sorpresas aparecen es en el Frente para la victoria, en el cual hay que diferenciar lo que dicen los gobernadores, lo que piensan asesores del candidato Daniel Scioli y lo que opinan voces del gobierno (y también candidatos) como el ministro Axel Kicillof o el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

El primero que tiró el tema sobre la mesa fue el gobernador de Salta, Urtubey, quien dijo sin vueltas que hay que negociar con los holdouts, algo que también replicó el mandatario sanjuanino José Luis Gioja, aunque éste hizo una aclaración obvia (“sin arrodillarse”).

Pero las voces que más preocupan en el gobierno son las de Mario Blejer (ex vicepresidente del BCRA) quien dijo que era necesario sentarse a negociar con los acreedores y que lamentaba que la Argentina se hubiera “perdido la fiesta de dólares baratos que hay en el mundo”. Más sobrio, el ex ministro de economía Miguel Peirano, también en los equipos del candidato oficialista, resaltó la necesidad de sentarse a negociar.

Quienes están en contra de esto son el ministro Kicillof, Aníbal Fernández y los miembros de La Cámpora, muchos de los cuales ingresan en la Cámara de Diputados y marcarán la cancha a Scioli si llega a la presidencia. “La Cámpora también va a gobernar” dijo suelto de cuerpo el “Cuervo” Larroque, uno de sus líderes.

La realidad es que a medida que se acerca el final todos comienzan a admitir cosas que son obvias y que implicarán cambios en la actual política del gobierno. Por eso también la reacción del ministro y la advertencia del brazo juvenil del “cristinismo”.

Las diferencias conceptuales hoy ya se pueden medir en cuestiones de estilos o de tiempos, pero en esto también se achican cada vez más las diferencias. Nadie quiere hacerse cargo de la herencia y los que dejan el gobierno buscan marcar su espacio para oponerse férreamene a los que quieran cambiar, aunque el cambio sea necesario.

Parece que el sentido común, la realidad y el pánico de ser electos van convocando a la racionalidad. El problema es para el elector que advierte cada vez menos diferencias, por lo que la elección se terminará dirimiendo por otros factores distintos a la economía.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA