EL biofeedback, para desterrar el dolor

Solemos escuchar que el cuerpo es un organismo biopsicosocial. Esta concepción de la salud involucra a la mente como parte de los tratamientos y las soluciones. Aquí, una explicación sobre cómo nuestro pensamiento ayuda a controlar el dolor.

La sola idea de pensar en agua helada produce cambios en el cuerpo: los vasos sanguíneos se contraen como si efectivamente se estuviera en contacto con agua fría. Y el ‘biofeedback’ aprovecha este efecto.

El biofeedback consiste en influir voluntariamente en funciones involuntarias como el pulso, la temperatura corporal, la sudoración, la respiración y la actividad muscular. Por eso, este método puede emplearse en caso de dolores de cabeza provocados por la tensión así como migrañas, dolores de espalda o contracturas musculares crónicas.

Esta técnica es empleada especialmente en el marco de terapias conductistas y se trata de un procedimiento objetivo para la medición y respuesta de determinadas señales corporales. De acuerdo con los especialistas, en el caso de los ataques de migraña, una terapia que trabaje con el biofeedback puede ser tan efectiva como los medicamentos.

Si bien las causas de los ataques de migraña siguen sin estar del todo claras, uno de los factores conocidos es que a muchos afectados se les estrecha la arteria de la sien poco antes del ataque de migraña y luego se vuelve a distender de golpe.

Con el biofeedback, un sensor mide allí el flujo de sangre. Luego, el ordenador arroja el resultado en un gráfico. Ver qué está sucediendo en el cuerpo es el primer paso de la terapia. Detrás de ella se encuentra el principio de que todo lo que es perceptible también es modificable.

Practicarlo es el segundo paso. El paciente intenta influir en el estado de la arteria mediante su poder de visualización. La imagen en el monitor demuestra luego si el esfuerzo funciona.

Lo cierto es que no hay una estrategia que vaya con todos los pacientes. Hay que probar, primero, qué le funciona a cada uno. Y así y todo, tampoco hay garantía de éxito. Sin embargo, la motivación es un elemento importante para el éxito: en el biofeedback, es clave la colaboración del paciente. Y varios estudios arrojaron que el método reduce la duración y frecuencia de los ataques.

Los pacientes con dolores crónicos también pueden beneficiarse de esta técnica. En promedio, son necesarias entre ocho y once sesiones para aprender las estrategias contra el dolor, pero también es muy importante la disposición a practicar en casa.

La terapia sólo funciona a la larga si el paciente puede emplear las estrategias contra el dolor sin la devolución del ordenador.

Los especialistas apuntan, de todas formas, que antes de iniciar el tratamiento es importante que un neurólogo determine que los síntomas no tienen otro origen. También es esencial estar atento a personas poco serias que se promocionan bajo la etiqueta de “biofeedback” pero no lo practican. La regla general es que siempre hay que dudar cuando un terapeuta ofrece curas milagrosas.

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