Un niño de un año y cinco meses llegó a un comedor comunitario de Luján con un trapo envuelto en una bolsa de supermercado que hacía de pañal improvisado con lo que había a mano.
"No tenía pañal para ponerle, la plata no me alcanza", contó a Los Andes la mamá de Dylan, Ayelén (23), quien además tiene dos hijos de 6 y 3 años.
El papá de los niños falleció y vive con su propio padre, quien la ayuda como puede junto a su mamá, aunque están separados.
"La familia del papá de los niños me corrió de la casa cuando él murió y no me han ayudado con nada", comentó. Dijo además que cobra la asignación universal por hijo de dos de los chicos pero que no es suficiente y que no puede trabajar porque no tiene con quien dejarlos.
La situación conmovió al extremo a quienes están cargo del comedor Pequeños Gigantes donde los tres niños almuerzan y meriendan. Sandra Salinas, la creadora, no pudo evitar expresarlo y pedir ayuda, por eso hizo una publicación en el muro de Facebook "Mendocinos en Alerta" de donde inmediatamente surgieron personas solidarias.
“Necesito si pueden ayudar a uno de mis niños -posteó Sandra- es un bebé de tan sólo 1 año y medio está usando trapo y nylon de pañal... usa XG de cualquier marca... y también leche de cualquier marca, no la lechesita (...) gracias”.
El impacto en las redes fue inmediato y no podía faltar un fuerte debate. Fue muy compartido, muchos se ofrecieron a ayudar con lo que tenían, otros criticaron que no usara pañales de tela como antaño o que simplemente se pidiera. En poco más de 20 horas el mensaje había sido compartido por más de 6.000 cuentas y tenía casi 500 comentarios.
La repercusión tuvo rédito y ayer por la mañana ya había disponibles pañales para darle al pequeño. Al mediodía Ayelén salía del comedor donde llevó a sus hijos a comer con un paquetito en la mano.
“Anoche también durmió con trapo y bolsa y se le paspó la cola”, contó la chica. Dijo que unas mujeres del barrio le habían dicho que le pusiera almidón de maíz o aceite para aliviarlo. La carita de Dylan también luce escoriaciones, está muy roja, sobre lo cual dijo que cree que es una especie de alergia. Pero no lo ha llevado a la sala del barrio.
“Estoy sola, no tengo casa, ando rodando de acá para allá”, acotó. Contó que sus niños tienen dos comidas en el comedor de Sandra y que eso le alivia. Por la mañana ellos toman un té y ella mate y si hay, un trozo de pan.
- Después ellos comen acá, yo no.
- ¿Y vos qué comés?
- Nada, los grandes aguantamos más, a la noche cenamos una sopita o té.
El comedor
Pequeños gigantes está ubicado en un asentamiento que ha sido urbanizado, Cuadro Estación, de Perdriel. Fue una iniciativa de Sandra que veía a los niños pasar necesidades y por eso inició actividades el 29 de diciembre de 2016 en el comedor de su casa.
"Al principio venían tres niños (y recuerda bien sus nombres); hoy son 110 y una señora mayor, detalló. Reconoció que los últimos meses el incremento de bocas ha sido notorio. "Vienen 1 ó 2 más por día y hay más hambre".
Ofrecen almuerzo y merienda con la ayuda de personas que solidariamente hacen donaciones y algo de aporte que reciben desde la Municipalidad de Luján, aunque aseguran que es muy poco para la alta demanda. "Hay semanas que mandan 6 huevos y media bolsa de papas ¿qué hago yo con 6 huevos para 110 niños?", se preguntó.
Comentó que ya saben que desde las 11.50 se sirve el almuerzo y los niños van llegando por tandas, lo hacen así para que puedan ir los que van a la escuela por la tarde y por la mañana. Por la tarde hay merienda y algunos se quedan ahí hasta esa hora. Está abierto de lunes a jueves, ya que el resto de los días ella trabaja, pero aún en fin de semana van los niños a pedir a la casa y entre sus 5 hijos (de entre 7 y 22 años) algo les dan.
Sandra destacó que cuenta con la invaluable ayuda de dos vecinas: Juana y Alejandra. "La conocemos desde chiquita; abrió el comedor y acá estamos", comenta esta última mientras barre los restos de comida. Más allá Juana limpia uno de los dos mesones, que tienen coloridos manteles y donde aún comen tres niños. La humilde vivienda los recibe con mucho más que comida.
La pequeña Joselin almuerza lo que le da su mamá, Eduarda, quien se separó, tiene tres hijos y no cuenta con ayuda de su ex pareja. "Ella en parte viene porque se apegó mucho a Sandra, para mí ha sido una gran ayuda porque no me alcanza", comentó la mujer.
En el lugar no se entregan bolsones de comida por estricta decisión de Sandra. "Antes los entregaba y después igual veía pidiendo a los niños porque los venden así que prefiero tenerlos amontonados acá pero saber que comen", sostuvo.
Relató que ve cómo viven, de manera muy precaria y que aunque reciben la asignación por hijo son los adultos los que manejan el dinero. Recordó que una vez una niña caminaba apoyada en los talones porque tenía enterradas las uñas en los dedos y ella se las cortó y que cada tanto llama al centro de salud, quienes ya la conocen, para que atiendan a los niños.
“De esa puerta para adentro son como mis hijos”, subrayó.
Unos diez comedores y merenderos en Luján
Desde la comuna señalaron que ayudan con los recursos que pueden ya que tienen a cargo 5 comedores oficiales. El subsecretario de Acción Social de Luján, Darío Tello, dijo que desde hace unos tres años comenzaron a surgir otros en los barrios y que el último tiempo la demanda se ha incrementado. "Han surgido más merenderos en el departamento; serán aproximadamente 4 ó 5 más que conozco", mencionó.
Comentó que envían al comedor de Sandra un tubo de 45 kg de gas cuando se le termina y algunas donaciones que reciben. Además destacó que enviarán pañales y un equipo de asistentes sociales para evaluar el caso de Dylan.
