No existen los clásicos intrascendentes. Porque nunca fue solo por los tres puntos. Cada partido entre Barcelona y Real Madrid tiene su propia historia, pero con el campeonato decidido, en este clásico no se jugaban nada. Solo el prestigio. Y el honor por la rivalidad eterna. Y una imbatibilidad en el campeonato que nadie lograba desde 1930. Y el último clásico de Iniesta. Y la bota de oro de Messi. Y la calentura porque yo no te hago el pasillo porque tú tampoco me lo hiciste. Y el orgullo de saber quién es el mejor, si el campeón de Liga o el finalista de la Champions. Cuando el mundo entero te está mirando. No se jugaban nada más que eso.
Y salieron todos enchufados, a presionarse el uno al otro, con imprecisiones, sin posesión, con miedo mutuo y con la presión del que se lo juega todo. A los tres minutos quedó claro que la pelota era para el Barça y que el Real iba a salir a la contra. Un poco lo de siempre. La primera la tuvo Luisito Suárez después de una larga posesión del Barça y para el Madrid una contra de Ronaldo. Los dos casi, los dos declarando intenciones. Y Valverde y Zidane de pie desde el minuto uno. Y eso que no se jugaban nada.
Y antes del minuto 10 Barcelona dio el primer golpe. Internada por la derecha de Sergi Roberto que centró al segundo palo para Suárez y el uruguayo no perdonó con un derechazo cruzado. Uno a cero y el “campeones campeones” resonó en todo el estadio. Pero cuando todavía no habían terminado de cantar los catalanes el Madrid a la contra contestó con una buena jugada entre Kroos y Benzema que remató Cristiano a la red. Uno a uno antes del primer cuarto de hora. Nervios a flor de piel. Tensión en estado puro. Competitividad al máximo. Y eso que no se jugaban nada.
Messi empezó a entrar un poco más en juego. Entro a moverse más entre líneas y le puso un pelotazo a Alba que casi acaba en gol. Pero fue un amago; desaparecía por momentos. El mejor hombre de Barcelona seguía siendo Sergi Roberto, que entraba como un cuchillo por la derecha. Y el Madrid a lo suyo, a cubrir bien y a esperar una recuperación para salir a la contra. Poco a poco el local empezó a perder posesión en favor de los blancos, que se habían quitado de encima la presión y el susto inicial. Tanto, que los visitantes ya eran mejor que los locales a la media hora de juego. Incompresible el bajón anímico de los de Valverde. El graderío animaba, pero se respiraba el temor. Parecía que los roles se habían invertido y ahora era el Barça el que salía a la contra ante la posesión madridista. Los nervios se tensaban. Alba y Modric casi llegan a las manos en una jugada aislada. Y eso que no se jugaban nada.
Definitivamente a esas alturas parecía que el equipo catalán era el visitante. Solo creaba peligro a pelota parada. El Madrid tocaba y tocaba, Marcelo crecía y hasta Bale jugaba bien. Hasta Benzema casi la mete. Desde luego en esos instantes el invicto peligraba más que nunca en todo el año. El Madrid estaba jugando realmente bien. Otra vez las revoluciones entre los futbolistas subían hasta que explotó entre Suárez y Sergio Ramos. Empujones y trifulca entre todos. En la jugada siguiente Messi salió a defender a su mejor amigo y le entró feo al capitán merengue con los tacos por delante. Amarilla para el rosarino y el público enloquecía. Todos empezaron a calentarse y tal fue la temperatura que Sergi Roberto, figura ocasional y jugador limpio por excelencia, le pegó torpemente a Marcelo y el árbitro lo expulsó. Ahí llegó la media parte, los silbidos ensordecedores y el verdadero miedo culé. Quince minutos para pensar y toda una segunda parte con un hombre menos. Parecía mucho ante todo un Real.
Pero arrancó la segunda mitad con un Barcelona que decidió que encerrarse era suicidarse. Y con Cristiano Ronaldo que se quedaba en el banco dolorido y precavido. Y salió a pelearla el equipo local y a correr más que los otros y a dejarse la piel para demostrar por qué es el número uno de España. Y ahí es donde aparecen los mejores, donde se sacan los galones. En una jugada polémica, Suárez recuperó la pelota por pelotas y se la dio a Messi para que dios bajara a la tierra por primera vez en el minuto 52. Dos a uno y las cien mil almas que llenaban el campo volvían a respirar, y el Barça se ponía a jugar, y el partido se ponía hermoso e Iniesta valía por dos y la épica sobrevolaba la ciudad y el graderío cantaba… y eso que no se juagaban nada.
Pero el Real Madrid es demasiado orgulloso para dar su brazo a torcer con todavía cuarenta minutos por delante y un hombre más así que se puso a empujar y a intimidar, pero Barcelona logró contenerlo por momentos. Las fuerzas estaban igualadas y tanta era la igualdad que Gareth Bale cazó una pelota en el fuera del área para empatar a dos en el 70’, con un golazo en el ángulo derecho de Ter Stegen, que no pudo hacer nada. Partido abierto, loco, incierto e inolvidable con todavía veinte minutos por delante… y eso que no se jugaban nada.
Y desde ahí y hasta el final pasó de todo. Partido de ida y vuelta, oportunidades en ambas áreas y los dados volando alto. Por supuesto ningún Clásico está exento de polémica, y el árbitro no vio un penal claro de Jordi Alba a Marcelo. Protestas aireadas de los merengues y motivos de sobras para que todos discutan mañana en la oficina. Y el Barça salía a la contra porque defendía con muchos y Leo se quedó solo arriba y llegaron sus mejores momentos. Por dos veces estuvo a punto de meter el tercero, pero un gran Keylor Navas se lo impidió. Todo el mundo aguantaba la respiración y pudo pasar cualquier cosa pero no pasó nada más.
Y así acabó el Clásico. Sin despejar ninguna de las dudas ante las premisas iniciales. Porque se repartieron el prestigio de no perder ni con diez ni contra el campeón en su casa. Y la bota de oro seguirá en vilo una semana más a pesar del gol de Messi, por supuesto tras un gol de Cristiano que no dejó una figura por encima de la otra. Y la imbatibilidad se mantuvo, pero nunca el culé pasó más miedo. E Iniesta se despidió de los clásicos tras un buen partido, pero no con mejor resultado. Y todo el mundo vio un gran espectáculo donde todos lo dieron todo, y eso que no se jugaban nada.
-Síntesis-
Barcelona: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti y Jordi Alba; Philippe Coutinho, Busquets, Rakitic y Andrés Iniesta; Lionel Messi y Luis Suárez. DT: Ernesto Valverde
Real Madrid: Keylor Navas; Nacho, Varane, Sergio Ramos y Marcelo; Toni Kroos, Casemiro y Luka Modric; Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Gareth Bale. DT: Zinedine Zidane
Goles en el primer tiempo: 9m. Suárez (B); 14m. Cristiano Ronaldo (RM)
Goles en el segundo tiempo: 7m. Messi (B); 27m Bale (RM)
Cambios en el segundo tiempo; antes del comienzo; Semedo por Philippe Coutinho (B) y Marco Asensio por Cristiano Ronaldo (RM); 12m. Paulinho por Iniesta (B); 23m. Lucas Vázquez por Nacho (RM); 39m Mateo Kovacic por Kroos (RM); 47m. Paco Alcácer por Suárez (B)
Incidencia en el primer tiempo: 47m. Expulsado Sergi Roberto (B)
Cancha: Camp Nou (Barcelona)
Arbitro: Alejandro Hernández Hernández
Asistencia: 97.939 espectadores