La depresión azul parece no tener fin. Anoche, en Floresta, sumó la cuarta derrota al hilo y ya son siete los partidos sin ganar: 5 derrotas y 2 empates. Preocupante.
El partido todavía no se armaba cuando la Lepra se quedó con diez. Alexis Viscarra fue a disputar una pelota en el lateral con Mazurek, estiró el brazo, impactó en la cara del “10” del Albo y el juez Ramiro López -a instancias del asistente Barbieri- le mostró la roja.
Todavía no se cumplía el minuto 20 de juego e Independiente quedaba en inferioridad numérica con más de una hora por jugarse. Así las cosas, Pablo Quinteros tuvo que cambiar el libreto y mandó a rearmar la defensa: Javier Silva se cerró como central, Leandro Aguirre bajó a la posición de lateral izquierdo y Agustín Sanfilippo bajó a la posición de volante por el andarivel zurdo.
Cuando parecía que se le venía la noche a la Lepra, la gran virtud del equipo de Quinteros fue aquietar el ritmo de All Boys. Supo jugar lejos del arco defendido por Servio y hasta se animó en alguna contra con Pereyra. Pero claro, el lungo estaba demasiado solo.
Independiente es un equipo al que le cuesta horrores hilvanar juego en el mediocampo, carece de juego colectivo. Imagínese lo que le costó remar con uno menos. Claro que el Albo está lejos de ser un compendio de virtudes. Lo más peligroso que generó en 45’ fue un desborde del zurdo Leone que terminó con un remate demasiado alto de Olego.
El trámite del complemento no varió demasiado. Independiente, con la clara intención de esperar agrupado en su campo y salir de contra. All Boys, con la obligación de ir a buscar la victoria por dos motivos: era local y tenía un hombre más. Sin embargo, el Albo no estaba fino en la elaboración, los minutos pasaban y la Lepra hacía negocio. Y hasta casi da la sorpresa. A los 12’ Aguirre ejecutó un tiro libre con rosca, Sanfilippo se elevó y metió un cabezazo que encontró a Losa bien parado.
Preocupado, Pepe Romero movió el banco. Sacó a Pirchio y Leone y mandó a la cancha a López y Rivero. Y en el primer avance local, el partido se destrabó de la manera que suele abrirse cuando se dan trámites tan parejos: de pelota parada.
Olego ejecutó, Pellegrino se elevó (le ganó al Oso Agüero) y metió un frentazo esquinado y bajo. Inatajable. El Azul sintió el impacto y reaccionó. Peralta enganchó y sacó un zurdazo que se metía contra el palo izquierdo, pero Losa metió el manotazo salvador.
Obligado por las circunstancias, el Azul debió salir. Aguirre probó de afuera, pero su zurdazo se fue desviado. A esa altura, Méndez y Rearte ya estaban en cancha. Sin embargo, All Boys pegó de nuevo: fue casi un calco del primer gol, con la única diferencia que los protagonistas fueron Mazurek (en la ejecución) y López (en la definición).
¿Tendrá final la crisis leprosa?
