No era un partido más. Independiente llegó a la casa de un anfitrión golpeado. Herido. Con una puñalada en el corazón por la muerte de Cristian Gómez. Y el local se dio una alegría en medio de tantos padecimientos.
Por eso la gran incógnita era saber cómo iba a reaccionar Atlético Paraná ante semejante golpe y en tan corto tiempo, y la postura que iba a tomar la Lepra.
Y los dos salieron con los dientes apretados, uno por la memoria de Patulo y el otro sabiendo que no podía resignar puntos si la mira está en los puestos de arriba.
Entonces se dio un partido con mucho vértigo y nerviosismo, donde el Azul tuvo un poco más la cabeza fría y por eso Modón entendió que debía ir a buscar la pelota en el área porque Pereyra tenía preparado un gran centro. Gol y algo de tranquilidad en el manejo de la bola, aún sin la continuidad deseada.
Al Decano le costó una enormidad progresar en el terreno, porque le faltaron variantes y juego asociado.Fue con más ímpetu que fútbol, y así encontró en la cabeza de Noir la igualdad que buscó sin ideas. Otra vez volver a empezar para ambos, y un panorama incierto para lo que venía. ¿Podría más la contra Azul con el rapidito Méndez que las ganas de Atlético? ¿Desde las ideas de Dolci podía la visita encontrar el momento para concretar?
En ese ir y venir, fue el dueño de casa que supo encontrar los espacios y abrió algunas grietas en el fondo de Independiente. En una de esas, Ledesma fusiló a Servio entrando en medio de los defensores e hizo explotar el estadio.
De ahí más el rojiblanco creció con el gol y estuvo muy cerca de liquidar el partido que la Lepra de conseguir la igualdad.
Todo se diluyó con el triunfo de Atlético y la impotencia de Independiente,que no lo pudo aguantar y se volvió al Parque con las manos vacías.
Autocrítica y pedido en el vestuario leproso
Uno de los futbolistas más experimentados de la Lepra, Franco Dolci, tomó la palabra al momento de analizar el juego: “Es cierto, en el primer tiempo hicimos bien las cosas y encontramos los huecos para poder liquidarlo, pero no lo hicimos. Al final de esa etapa, cometimos un error que derivó en el empate cuando merecíamos irnos al descanso con un gol más aun”.
El volante volante se lamentó porque “después nos dieron vuelta el partido y ya no pudimos emparejar el trámite, es más de contra hasta pudieron marcarnos algún otro gol” y concluyó “lo que da más bronca es que queríamos mantenernos entre los de arriba”. Sin dudas el tema de la deuda que soporta el plantel es lo más espinoso para los días que se vienen.
Dolci reconoció que “hay chicos que hace dos meses que no cobran, son pocos, pero la plata la necesitamos todos para estar más cómodos en ese aspecto. La dirigencia prometió pagar esta semana al menos un mes de lo adeudado, y espero que se cumpla!. Dolci aseveró que “la situación no redunda en nuestro rendimiento.
Cuando uno entra a la cancha hace lo mejor por el club, a veces las cosas salen y otras no. Esperemos que en la semana se nos cumpla, sería una ayuda muy importante”. Uno que no quiso hablar de la deuda, pero fue contundente a la hora de analizar el rendimiento del equipo, fue el arquero Servio: “Después del segundo gol fuimos un desastre, jugamos muy mal. Cada uno debe hacer su autocrítica” cerró.
Para el entrenador Pablo Quinteros, la bronca pasó porque “en esta divisional, las oportunidades no podés desperdiciarlas. Pero la culpa fue nuestra, no supimos definirlo y le dimos la posibilidad de recuperarse. Ese fue nuestro error. Sentimos mucho el golpe del segundo gol y después caímos nosotros en la desesperación”.
En cuanto a la deuda que mantiene el club con el plantel, Quinteros adujo: “los jugadores dejaron todo y eso me tranquiliza. En la semana no noté que influyera en su rendimiento y mucho menos en la cancha. Los dirigentes están tratando de regularizar ese tema”.
