Con el ascenso de Gimnasia a la B Nacional, el fútbol de Mendoza está de parabienes porque luego de casi ocho años recuperará, en 2015, al derby por excelencia del fútbol mendocino entre los dos equipos más grandes. Nadie en su sano juicio podrá negar una verdad irrefutable.
Gimnasia- Independiente, Independiente-Gimnasia es el partido de todos. Sí, ese que nació en 1913 para dejar una huella imborrable, forjada en un camino de gloria que hoy, luego de 101 años, vuelve a alumbrar la llama de su vigencia otrora devaluada.
Quizá ya no sea como en aquellos tiempos en los que se jugaba los sábados y los estadios se llenaban a más no poder, donde no existía la violencia, se jugaba con las dos hinchadas y concurrían familias enteras.
Donde los verdaderos neutrales no se privaban para nada de la exquisita pegada, los tacos y las rabonas del Víctor, la categoría del Cura Vergara, el carisma del Gringo Mémoli o el gatillo fácil del Loco Genolet. Clásico y moderno. El derby seguirá escribiendo páginas de gloria. Por los siglos de los siglos. Amén...