Desde que en 1985, a sus 18 años, Aníbal Pessetti (alias "Chiche") mató a un hombre, no volvió a ser dueño de su destino. En los 31 años siguientes entró y salió de la cárcel en 6 oportunidades. Nunca hizo pie por más que nació en una familia "humilde y laburante" del barrio San Martín; barrio donde el martes fue asesinado de un balazo en la cabeza.
"Chiche" es uno de los últimos exponentes de una cultura carcelaria que ya no existe. Y una prueba latente del descalabro de la inseguridad de los últimos años: desde que pisó por primera vez una cárcel, en 1986, hasta que lo hizo por última vez en 2015, la población penal de Mendoza se quintuplicó.
El 25 de marzo de 2013 recibió su última condena que cumplió en Almafuerte: abuso sexual simple (tocamientos) y robo agravado, fueron los últimos delitos que lo mandaron a prisión. El 20 de octubre de 2015 accedió a su última libertad: tenía 48 años pero parecía un más grande.
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El 17 de setiembre de 1986, la Cuarta Cámara del Crimen lo condenó a 13 años de prisión por un homicidio. "Chiche" sostuvo su inocencia hasta el final: "Era él o yo", repetía ante los jueces a la hora de argumentar legítima defensa. En esa pelea en que mató a un hombre a puñaladas, él recibió una herida en su brazo izquierdo que le valió una discapacidad de por vida. Fue confinado a Boulogne Sur Mer. En 1986, cuando "Chiche" ingresó a la cárcel, en Mendoza la población penal no llegaba a los 800 internos.
Al año de estar detenido, Pessetti y otros presos de escaso renombre -como él- ensayaron un motín para una fuga. El resultado fue malo: nadie escapó y a Aníbal se le agrandó el prontuario; al homicidio se le sumaron “incendio calificado” (prendieron fuego colchones), “tentativa de evasión”, “daño” y “resistencia a la autoridad”.
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Un penitenciario con 30 años de experiencia en las distintas cárceles tiene presente a Pessetti. "Era uno de esos presos que ya no vienen.
No era de llamar la atención y no hacía quilombos. Tampoco era un capanga ni mucho menos. Era carne de presidio, como les decimos”.
Después de la fuga fallida de Boulogne Sur Mer, el destino de "Chiche" fue la Unidad Penal 17 del Sistema Penitenciario Federal. En 1994 logró una rebaja en la pena y en diciembre de ese año la Segunda Cámara del Crimen de Mendoza le otorgó la libertad. En esos tiempos, "Chiche" trató de insertarse a la vida social, pero no le iba a ser sencillo: muchos años a la sombra le habían hecho perder el ritmo de la calle.
Hacia 1995, uno de sus abogados había comprado una casa en el barrio Smata de Las Heras. Como la vivienda aún no había sido entregada y corría riesgo de ser usurpada, el penalista acudió a "Chiche" para que se quedara por las noches en calidad de guardia de seguridad.
“Al menos en ese momento intentó trabajar de algo y no lo hacía mal. Había que quedarse solo en ese barrio a medio construir, pero 'Chiche' se las rebuscaba. Tenía una de cadena metálica que usaba como collar pero llamaba la atención lo gruesa que era. Después me dijo que la cadena se convertía en un arma para él cuando aparecían los problemas”.
Fernando Pessetti, hermano de "Chiche" Pessetti, está preso por matar Alan Garay "el hombre más fuerte del país", en mayo de 2015. Fernando trabajaba de cartonero y ultimó a Garay después de una discusión callejera.
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Definitivamente la vida honesta le costaba a "Chiche". A mediados de 2000, según consta en sus registros de prontuariado, el Tercer Juzgado Correccional lo condenó a una pena de dos meses de prisión por uno de los delitos preferidos por la policía: "resistencia a la autoridad". En esa ocasión, la resistencia fue en dos hechos y ambos en concurso real.
“Su condición de reincidente hacía que por cualquier hecho, por menor que fuera, lo confinara a la cárcel. No le no cabía la excarcelación. Por entonces Aníbal había comenzado a tener más problemas de los habituales con el consumo de alcohol”, rememora su abogado.
Cuando Pessetti ingresó al penal en el 2000, los presos en la provincia eran 2100.
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Hacia febrero de 2002, ya con 35 años, “Chiche” fue detenido por la calle cuando llevaba consigo un arma de fuego. El 10 de octubre de 2002 la Cuarta Cámara del Crimen lo condenó por “tenencia de arma y munición de guerra” a tres años de cárcel. Para entonces, Pessetti ya coqueteaba con las drogas.
"Era un delincuente solitario y sin muchas luces; pero se diferencia de los detenidos de ahora. Hoy hay cuatro detenidos por el robo a una panadería; es decir que ese concepto de 'banda' se reproduce en la cárcel. Ladrones solitarios como Pessetti ya casi no quedan", explican desde la penal.
Cuando Aníbal volvió nuevamente a la prisión, en 2002, la población penal en Mendoza había ascendido a 2.300 internos.
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En 2005, tras cumplir su nueva pena, “Chiche” volvió a las calles. Durante tres años no pisó ninguna prisión hasta que el 19 de enero de 2008 resultó detenido después de un robo simple ocurrido en un local de Ciudad. Estuvo 6 meses preso para salir en julio de ese año. En 2008 los presos de Mendoza sumaban 2.700.
Entre los cinco años comprendidos entre 2008 y 2013, Pessetti no volvió a caer detenido. “Hacía changas y se había rescatado”, según cuentan en el barrio San Martín. Pero en 2013 lo acusaron de abuso sexual simple (tocamientos), en perjuicio de una mujer. Entonces abandonó su hábitat natural, se declaró prófugo, y regresó al delito: no le fue bien porque lo atraparon a los pocos meses después de un robo agravado por el uso de armas.
En esa ocasión, en lugar de Boulogne Sur Mer, su destino fue Almafuerte. Y el 20 de octubre de 2015 salió por última vez en libertad. Para esa época, la población penal de Mendoza era de 4.500 presos.
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El martes pasado a las 4 de la tarde, “Chiche” estaba en su casa de la manzana “K” del barrio San Martín. A esa hora llegó una pareja en moto, la mujer, dicen los testigos, es familiar de Pessetti. Y el conductor, un “dealer” de la zona.
“Al parecer 'Chiche' había comprado algo de droga fiada. Cuando le fueron a cobrar, Aníbal les dijo que no pensaba pagar por esa merca “porque era de mala calidad”. El hombre de la moto salió a la calle y desde allí realizó tres disparos. Uno de ellos entró por el pómulo de Pessetti que se había asomado a la ventana.
La bala le recorrió el cráneo y salió por la nuca: murió en el acto.
La fiscal de homicidios Claudia Ríos está detrás del acusado que de momento permanece prófugo. Si lo llegan a detener, ese hombre sumará uno más a la población penal de Mendoza que llegará a los 4.900, aproximadamente.
"Chiche", desde el martes, ya no puede formar parte de esos números.