Robert Bowers, el hombre acusado de matar a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh, hizo declaraciones antisemitas extremas antes de iniciar el ataque, dijeron funcionarios el domingo.
Las 11 víctimas fueron identificadas y sus familias notificadas. Se trata de tres mujeres y ocho hombres, de entre 54 y 97 años de edad. Entre ellas hay una pareja y dos hermanos, precisó en conferencia de prensa Karl Williams, jefe del equipo médico.
"Durante el curso de su ataque mortal contra la gente de la sinagoga, Bowers evocó el genocidio y su deseo de matar judíos", dijo en tanto Scott Brady, fiscal del distrito oeste de Pennsylvania, en la misma conferencia.
Según varios medios, el hombre gritó: "Todos los judíos deben morir". Brady confirmó que Robert Bowers fue acusado de 29 cargos y enfrenta la pena de muerte.
Herido durante su enfrentamiento con la policía, fue operado y permanecía hospitalizado en estado estable el domingo por la mañana.
"Sabemos que el odio nunca prevalecerá, que aquellos que intenten dividirnos por la forma en que oramos o el origen de nuestras familias en el mundo perderán", declaró el alcalde de Pittsburgh, Bill Peduto, también presente en la conferencia.
El alcalde demócrata relanzó además el espinoso debate sobre las armas de fuego.
"Escuché al presidente decir que deberíamos armar a guardias en nuestras sinagogas", dijo. "Nuestro enfoque debería ser más bien: cómo quitar las armas de fuego, que son el denominador común de todos los tiroteos en Estados Unidos, de las manos de aquellos que quieren expresar su odio racista con los asesinatos".