El atacante de Múnich estaba obsesionado con las matanzas

Tenía 18 años. Era hijo de iraníes, nacido y criado en Alemania. En su casa hallaron juegos de guerra, gran cantidad de libros y artículos sobre masacres y sobre el asesino de Oslo, Anders Breivik.

El atacante de Múnich estaba obsesionado con las matanzas

La policía alemana descartó  totalmente una conexión yihadista en el tiroteo del viernes en un shopping en Múnich, donde un joven de 18 años de nacionalidad alemana e iraní mató a 9 personas e hirió a otras 27, 10 de ellas gravemente y la mayoría menores de 20 años.

El único autor del ataque fue identificado como Alí Sonboly, un estudiante secundario de 18 años, nacido en Múnich de padres iraníes, que estaba obsesionado con las masacres como la cometida por el ultraderechista noruego Andres Breivik justo cinco años antes, el 22 de julio de 2011, que dejó 77 muertos.

“Ayer fue el quinto aniversario de la masacre de Breivik. Para alguien que se ocupaba tanto de este tema seguramente tuvo que ver”, declaró el ministro del Interior de la región de Baviera, Joachim Hermann.

En una conferencia de prensa, Hermann subrayó además que el joven estaba obsesionado con este tipo de matanzas pero no era religioso, no tenía antecedentes ni afiliación a grupos terroristas como el ISIS ni a movimientos extremistas de cualquier tipo. “Hay evidencia de que el joven tenía problemas psíquicos considerables”, dijo Hermann.

Al igual que Breivik, Sonboly buscó adrede víctimas jóvenes, más o menos de su edad, y habría querido vengarse de sus compañeros de colegio. “Me hicieron bullying durante siete años. Ahora tuve que comprarme un arma y matarlos”, se lo escucha gritar en uno de los videos difundidos por internet.

En la misma filmación, Sonboly mantiene una conversación con quienes lo filman, que lo insultan con comentarios racistas, y él maldice a los inmigrantes turcos y se identifica como alemán. “Soy alemán, crecí acá”, dice, mientras sus entrevistadores (aún no identificados) lo agreden con comentarios xenófobos.

La mayoría de sus víctimas eran chicos: tenían 14, 15, 17, 19 y 20 años, además de una mujer de 45 años. Una familia oriunda de Kosovo perdió tres hijos de entre 13 y 15 años. También hay tres jóvenes de origen turco y un griego entre las víctimas.

El shopping donde disparó Sonboly, cerca del parque olímpico de Múnich y conocido como OEZ, es visitado por muchos inmigrantes de todas las nacionalidades. Las autoridades tampoco constataron, sin embargo, indicios de un trasfondo de tipo ultraderechista.

La policía allanó el departamento en el que Sonboly vivía junto a sus padres y a su hermano, en el céntrico barrio Maxvorstadt, en Múnich, y encontró muchos recortes de diarios y material sobre ataques en colegios y tiroteos en lugares públicos. También tenía un libro en alemán sobre el tema, “Amok in Kopf. Warum Schüler töten” (“Tiroteos en la cabeza. Por qué los jóvenes matan”).

Según la policía, el ataque fue minuciosamente planificado. “Hay evidencias de que hackeó una cuenta de Facebook y que invitó a otros al lugar de los hechos. Tenemos que verificarlo pero hay indicios de que lo hizo el autor del tiroteo”, declaró el ministro regional del Interior, Hermann.

En la cuenta de una chica llamada Selina Akim, el joven invitaba a compañeros y contactos a reunirse a las 4 de la tarde en el McDonalds donde comenzó a disparar casi un par de horas después, a las 17.52 horas local (las 12.52 de la Argentina). Algunos usuarios sospecharon que el post era falso y lo denunciaron en la web.

El jefe de la policía de Baviera, Robert Heinberger, informó que se investiga cómo consiguió el arma. “Tenía una Glock 17, una 9 mm, le quedaba munición en el cargador y en la mochila tenía una gran cantidad de balas, más de 300”, declaró Heinberger. El número de serie del arma estaba borrado y ahora se lo está intentando recuperar para rastrear su origen. Las autoridades confirmaron que Sonboly, que era zurdo, se suicidó con este mismo revolver apoyándoselo en la sien.

En toda Alemania, las banderas flamearon ayer a media asta. “Todos estamos de duelo, con el corazón destrozado por aquellos que no pudieron regresar con sus familias”, declaró la canciller Angela Merkel. La plana mayor de la política alemana, así como las principales autoridades de seguridad, mantuvieron reuniones de emergencia.

"Hay que preguntarse sobre los videojuegos violentos"

“¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío!”, grita con una voz desgarrada una joven de cabellos negros en medio de una muchedumbre silenciosa. Muchos muniqueses se sumergieron ayer en una atmósfera dolorosa en el lugar que conmocionó a toda Alemania.

A la entrada del centro comercial cerca del estadio de los Juegos Olímpicos de 1972, donde sembró el terror el joven germano-iraní de 18 años, Alí Sonboly, las flores y las velas se acumulan en recuerdo de las 9 personas que mató.

En medio del silencio, la desconsolada joven, contenida por sus allegados, deja escapar un grito de dolor y se derrumba a los pies de los escalones que llevan al centro comercial. Transeúntes y residentes permanecen petrificados.

Un hombre de unos 40 años rompe en ese mismo momento a llorar, en los brazos de su amiga. En los rostros, un río de lágrimas.

“Estamos todos muy afectados. Vivimos en el barrio, los niños suelen venir a hacer sus compras aquí. Para nosotros es un lugar muy familiar”, confiesa Alexa Gattinger (43), con sus tres hijos a su lado. Georg Schäfer, de 39 años, también es un asiduo del lugar. “Quería estar aquí, mostrar mi apoyo. Muchos jóvenes murieron a causa de un loco. Hay que reunirse, estar juntos”, asegura.

El ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, reflexionó: “¿Habrá que cambiar de modo de vida? Es demasiado pronto para sacar conclusiones. Pero hay que desconfiar de los embrutecedores discursos de odio, hay que preguntarse sobre estos videojuegos violentos que adoran los jóvenes”. AP

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA