Julio Chávez está casi irreconocible en la grabación de “Signos”, la tira que desde agosto se adueñará del horario central de El Trece y en la que se mete en la piel de un personaje que seguramente no provocará demasiada empatía, al menos por lo que se intuye desde el principio.
Con la cabeza rapada, barba candado y unos anteojos de marco grueso que denotan una mirada oscura y penetrante, Julio Chávez se convierte en Antonio Cruz, un médico que vive con su hermana divorciada y sus dos sobrinos en San Rafael de los Penitentes, el tranquilo pueblo que lo vio nacer hace 56 años y donde diariamente saluda con su sonrisa afable a todos sus vecinos y habitantes que, además de amigos, son sus pacientes.
En Penitentes todos se conocen, todos fueron al mismo colegio, todos jugaron en sus calles desde niños, todos van a la iglesia y todos se atienden con Antonio, quien además de cumplir un rol de padre para sus dos sobrinos pequeños, ejerce el rol de sostén para su esposa que ha quedado muda y paralítica luego de sufrir un ACV.
Sin embargo, no todo es lo que parece en ese paraje idílico. Antonio es un hombre que, más que del lado de la ciencia, viste su práctica médica de una religiosidad que bordea el misticismo esotérico.
Visita asiduamente a una astróloga ciega (Adriana Aizemberg, en una impresionante caracterización) y esconde oscuros resentimientos que ha mantenido ocultos desde que era niño y que ahora ha decidido comenzar a vengar en silencio y sin que nadie sospeche.
Todo pasado tiene sus secretos y el de Antonio tiene que ver con un misterioso crimen ocurrido hace más de 40 años, la impensada complicidad de la mayoría de los habitantes del pueblo, silencios comprados y otras cuentas nunca saldadas.
Es así que Antonio cree llegado el momento de la venganza y, para ello, irá urdiendo un retorcido plan que lo llevará a asesinar, uno por uno, a todos aquellos a quienes él supone culpables de sus miserias presentes. Y armará el listado de crímenes siguiendo el orden de la rueda zodiacal: Leo tendrá una muerte grandilocuente y teatral como corresponde a a su vanidosa personalidad, la de Géminis será una muerte multiplicada, la de Acuario una muerte extravagante y así sucesivamente, hasta que todos sean castigados por aquello tan terrible que pasó cuando eran niños y por lo cual ahora tienen que morir.
Nadie sospecha que el autor de estos asesinatos es el mismo médico al que acuden ante cualquier dolencia que los aqueja. Ni siquiera su hermana policía (Claudia Fontán) y el ex marido de ella (Alberto Ajaka), ambos al frente de la investigación de los crímenes que, mes a mes, conmueven a un pueblo en el nunca pasaba nada.
Pero la memoria también esconde sus trampas y el pasado es creado y recreado, decorado y manipulado, de acuerdo a la imaginación de cada uno.
Quizá haya tantas verdades como personas en el mundo y un pueblito como el que se muestra en le ficción de “Signos” no tiene por qué ser la excepción.
Despliegue técnico
“Signos”, que vuelve a reunir al director Daniel Barone con Julio Chávez luego de “Farsantes”, se anuncia como un thriller de 16 capítulos escritos por Leandro Calderone y Carolina Aguirre respetando los más altos estándares de calidad en cuanto a factura visual y despliegue de recursos técnicos.
Coproducción entre Pol-ka y Turner Broadcasting System Latin América, Inc., “Signos” comenzó a rodarse la semana pasada en distintas locaciones del gran Buenos Aires y Capital Federal en sistema Ultra HD.
Luego de su estreno por el canal Trece porteño, el canal de cable TNT emitirá cada capítulo en diferido, al día siguiente de su emisión por aire.
